Un lunes
sin despertador, paseo (anoche) junto a la playa sintiendo una deliciosa brisa
marina, lecturas y reflexiones, un buen rato charlando con un amigo (proyecto
de libro)… así comienzan las vacaciones estivales.
De la
prensa de ayer, además de José Antonio Marina escribiéndonos desde Islandia (el
maestro comprueba la sensibilidad de los isleños contra el cambio climático, si
bien no prestaron la misma atención a la euforia bancaria hace años) y de ‘El
triunfo de los botarates’ de Rosa Montero (el culto a Gianluca Vacchi, un
chisgarabís de menos de 50 años que se exhibe en la red): hacerse rico y famoso
pensando lo mínimo http://elpaissemanal.elpais.com/columna/rosa-montero-botarates/,
entrevista de Íñigo Domínguez a Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943), psiquiatra
de fama internacional y creador en 1987 del proyecto Help, para personas que
viven en la calle con trastornos mentales (3.500 facultativos en 6 hospitales y
10 cárceles). Marchó a EE UU después de estudiar medicina y descubrió que “aquí
hacer una pregunta te costaba la autoestima de un mes. Te decían: “qué chorrada
de pregunta”. Allí podías preguntar la chorrada que quisieras, aprendí a
preguntar. Era un estilo de aceptación. Estados Unidos te exigía, pero te
aceptaba”. Ahora “hay más intolerancia, pero allí las oportunidades te
persiguen”. “La salud allí es una industria, no un derecho”. Donald Trump “no
tiene síntomas de enfermedad mental, depresión, no tiene nada. Ahora bien, se puede
juzgar su personalidad: es impulsivo, no se apoya en el consejo de otros, no
escucha, piensa que lo cree él es correcto y es la verdad. Se considera a sí
mismo un éxito. Sumas todo eso y ves lo que dice”. “La Felicidad en Europa está
mal vista, como ingenuidad o ignorancia. En Estados Unidos, no: vas a una
reunión, preguntas a alguien y dice que está feliz, tal cual. Aquí la cultura
es la queja. Que no se note si somos optimistas o felices. Yo siempre hago un
experimento en mis charlas, pregunto al público no si son felices sino si está
satisfechos con la vida, no hoy sino en general. De cero al diez. De media
suele salir un siete, un ocho. Y luego pregunto: ¿al mundo qué le dais? Mucho
menos, está muy mal. Pero es que yo voy a otros países, a ese mundo, y se dan
un ocho, y a vosotros, un cuatro”. “El ser humano es optimista, tiene
esperanza. Casi todos estamos programados para el optimismo. Las tasas de
suicidios no aumentan, en Estados Unidos, en Europa, siempre es un 8 o 9 por
100.000”. LRM sostiene que hablar alarga
la vida: “Sabemos que hablar es bueno para el corazón, está estudiado, o hablar
con uno mismo. Poner palabras a lo que sientes y decirlas, pero de verdad,
moviendo la boca. La comunicación es siempre positiva”. Y sobre España (él marchó en 1968): “Fue un
ejemplo inolvidable para mucha gente, no me imaginaba que España pudiera
cambiar tanto, con una juventud tan tolerante, tan sana. No creo que en Europa
haya un país mejor para vivir, pese a sus problemas”.
En El País
(Negocios) Ramón Oliver trataba el estrés: ‘Un poco de presión ayuda’. Se
refería a la investigación de Daniela Kaufer y Elizabeth Kirby (Berkeley, 2013)
sobre el eustrés, el estrés bueno. “Existe una presión buena que te permite
alcanzar el nivel de activación adecuado para un rendimiento óptimo” (Juan
Carlos Álvarez Campillo). La tolerancia a la presión es requisito del talento,
nos recordaba Eva Collado. Por supuesto, esa tolerancia se entrena, se adquiere
por la exposición y la experiencia, desarrollando la confianza. En el Semanal,
‘Te quiero pero no te aguanto’, por Francesc Miralles. “Alejarnos de las
personas que nos hacen daño nos libera de vínculos carentes de sentido. Pero
antes hay que saber elegir el momento y el tono adecuados”. “Los sentimientos
vienen y se van como nubes en el cielo un día de viento. La respiración
consciente es mi ancla” (Thich Nhat Hanh). “La Biblia nos enseña a amar a
nuestros enemigos como si fueran amigos, posiblemente porque son los mismos”
(Vittorio de Sica).
En el
Magazine, ‘Regreso con energía’. La generación más cualificada de la historia
vuelve a casa. Por primera vez, las cifras de los que regresan superan las de
quienes marchan. Ofelia de Pablo comenta algunos de los 6.000 casos de
Volvemos. “Se respeta mucho que hayas estado fuera cuando vuelves. Ganas
estatus”, explica una diseñadora. “Vivir fuera quita el miedo, cuando vuelves
sabes qué no quieres, eso hace cambiar las cosas”. Los retornados vienen
repletos de energía, con conocimientos, con ganas. Aprovechemos ese talento.
Y la entrevista
de Juan Luis Álvarez al actor malagueño Antonio de la Torre, que estrenó el
pasado fin de semana la comedia hipnótica ‘Abracadabra’. De familia humilde,
fue periodista deportivo y se considera
un actor en crecimiento, que quiere aprender. “Cada vez tengo menos miedo de
arriesgar, porque la trayectoria de alguna forma te avala y puedes meter la
pata alguna vez, que no pasa nada. Antes siempre pensaba que si lo hacía mal no
me llamarían más”. “No tengo demasiados momentos tiernos ni humorísticos en la
pantalla. Los personajes que me ofrecen son oscuros, siniestros, con mala baba
y muy heridos. Y generalmente violentos. Se están haciendo policiacos
estupendos aquí. Y muy rentables”. Ha sido muy importante para él meterse en la
piel del presidente uruguayo Mújica en ‘Memorias del calabozo’. De su veta
periodística le queda “la curiosidad”. “Me quedan unos meses para cumplir los
50, pero hay muchas cosas que me rejuvenecen (…) Cuando era más joven era
impulsivo y compulsivo, ansioso, inmaduro”.
En esa lista de “feel-good songs” están además
Dancing Queen (Abba), Good vibrations (Beach Boys), Uptown girl (Billy Joel),
The eye of the tiger (Survivor) y Livin’ on
plain (Bon Jovi).
Etiquetas: Antonio de la Torre, Optimismo, Retorno, Talento