A
diferencia de la fiesta de la Independencia de Estados Unidos del año pasado,
que fue multitudinaria, la celebrada ayer en los jardines de la propia Embajada
resultó más austera. La disfrutamos con una agradable temperatura al aire libre
y saludando a vari@s amig@s de empresas clientes, de la Administración y de la
política. Nuestra gratitud a los organizadores por el evento.
El pasado
domingo Cristina Galindo publicó en ‘El País Semanal’ un extenso reportaje (diez
páginas) titulado ‘Un nuevo mundo feliz. De esas “últimas noticias sobre la
Felicidad”, me gustaría extraer algunas ideas para la reflexión.
- Marca
Felicidad: El hombre más feliz del mundo. Se llama Matthieu Ricard, tiene
71 años, es monje budista (hijo del intelectual francés François Revel, con
quien publicó ‘El monje y el filósofo’) y fue certificado en su felicidad por
la Universidad de Wisconsin, que estudió su cerebro (destaca en la zona del
hemisferio izquierdo correspondiente a las sensaciones placenteras). Participa
en el Foro Económico Mundial de Davos desde 2008, es conferenciante y defiende
el poder del altruismo frente al beneficio egoísta. Asesor del Dalai Lama,
biólogo molecular, es el único europeo que lee, habla y traduce tibetano clásico.
Entre sus pensamientos: Vejez: Cuando la agudeza mental y la acción
disminuyen, es tiempo de experimentar y manifestar cariño, afecto, amor y
comprensión. Muerte: Forma parte de la vida, rebelarse es ir contra la
propia naturaleza de la existencia. Sólo hay un camino: aceptarla. Soledad:existe
una manera de no sentirse abandonado: percibir a todos los hombres como parte
de nuestra familia. Alegría: Está dentro de cada uno de nosotros. Sólo
hay que mirar en nuestro interior, encontrarla y transmitirla. Identidad:
No es la imagen que tenemos de nosotros mismos, ni la que proyectamos. Es
nuestra naturaleza más profunda, ésa que nos hace ser buenos y cariñosos con
quienes nos rodean. Minimizar los conflictos de pareja. Es muy difícil
pelearse con alguien que no busca la confrontación. Familia: Requiere el
esfuerzo constante de cada uno de sus miembros, ser generoso y reducir nuestro
nivel de exigencia. Deterioro físico: Hay que aprender a valorarlo
positivamente. Verlo como el principio de una nueva vida y no el principio del
fin. Relaciones sociales: Es más fácil estar de buen humor que discutir
y enfadarse. Lo ideal es seguir siendo como somos y utilizar siempre que
podamos la franqueza y la amabilidad. Felicidad: Si la buscamos en el
sitio equivocado, estaremos convencidos de que no existe cuando no la
encontremos allí.
- Día
Internacional de la Felicidad. Desde hace cinco años, la ONU instauró el 20
de marzo como Día Internacional de la Felicidad. También elabora un índice de
países, en el que se tienen en cuenta educación, seguridad, salud, corrupción o
sistema político. En el Top: Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia.
España está en la posición 33ª (por delante de Italia, Portugal y Grecia). En
la cola, la República Centroafricana. Emiratos Árabes Unidos cuenta con un
ministerio de la felicidad y el gobierno de Nicolás Maduro con un viceministro
de la Suprema Felicidad del Pueblo.
- La
Felicidad como Ciencia. Considero que la mayor experta en Felicidad es
Sonja Lyubomirsky, con dos libros publicados sobre el tema: ‘La Ciencia de la
Felicidad’ y ‘Los mitos de la Felicidad’ (ambos han aparecido en este blog). La
investigadora Carol Graham considera que “los gobiernos no deberían promocionar
la felicidad por el elevado riesgo de manipulación”. El dinero no es clave,
pero “es difícil experimentar determinadas sensaciones sin tener medios
suficientes”.
- Edad
y Felicidad. Desde los 20 años, el nivel se va reduciendo hasta los 40-60
(Graham y Julia Ruiz, Universidad de Oxford). En Dinamarca, Australia y Reino
Unido, se recupera desde los 44; en España, desde los 52. Después sigue
subiendo, siempre que haya calidad de vida y compañía (amig@s y familiares). En
Rusia cae hasta los 81 y nunca se recupera. Las causas del “valle de felicidad”
de dos décadas son la responsabilidad laboral y con los hijos.
- Felicidad
y Mindfulness. Desde que Jon Kabat-Zin aportó en Occidente técnicas de
meditación orientales, la práctica no ha dejado de crecer. El aumento de la
atención reduce considerablemente el estrés y eleva el nivel de felicidad.
Recomiendo los libros de Mónica Esgueva y Mario Alonso Puig, así como las
prácticas de Jorge Urrea para una mente más plena.
- Empresa
y felicidad. Sabemos que las personas más felices son el triple de
creativas (Ed Diener & Sonja Lyubomirsky, 2005) y un 12% más productivas
(Universidad de Warwick). Las empresas que promueven el ejercicio físico entre
sus emplead@s obtienen mejoras de productividad del 30%. El trabajo suele ser
el lugar donde las personas se sienten más desgraciadas (LSE y Universidad de
Sussex). Sólo el 13% de l@s profesionales se sienten comprometid@s (Gallup) y
un 20% están “altamente desvinculad@s”.
- La
industria de la felicidad. “Los consumidores están dispuestos a pagar más
por aquellos productos y servicios que les hagan sentir mejor” (William Davies,
Universidad de Londres). El 10% de los libros de no ficción en España (2’5 M de
ejemplares) pertenecen a este género. El mercado de la autoyuda en EE UU mueve 10.000
M $.
- Feliz
como un danés. Se ha puesto de moda el concepto de “hygge”, la felicidad
que dan las pequeñas cosas. Meik Wiking, director del Instituto de Investigación
de la Felicidad, nos habla de tomar un café o un té tranquil@s, una animada conversación,
un paseo por la playa, las velas, las relaciones cercanas… Según el Oxford
Dictionary, la palabra es un término de vanguardia. Paradójicamente, los
daneses son los que más antidepresivos consumen de la OCDE.
- El
lado oscuro de la felicidad. “Es peligroso moverse en una era en la que las
emociones negativas son arrinconadas” (Carol Graham). Hay quien habla de “bienestar”
en lugar de felicidad. Optimismo inteligente, sí; ingenuidad superficial, abstenerse.