Dime con quién andas. Cómo mejorar tu entorno para elevar tu Talento


El otro día encontré en una librería ‘Cultiva tu memesfera. Somos lo que nos rodea’, de Sergio Parra (o, mejor, el libro me encontró a mí). Sergio Parra es novelista (con siete obras en su haber), divulgador, colabora con distintos medios y bloguero del Instituto de la Felicidad de Coca-Cola.
Sergio concibe nuestra vida como esos naipes de “las siete familias”. Somos la suma de las personas con las que compartimos nuestro tiempo. O, como diría el refranero: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Nuestra felicidad, por ejemplo, depende más de cómo son nuestros amigos que del dinero que poseamos (Nicholas Christakis, Harvard). Por eso nos propone estudiar el bosque más allá de los árboles. El autor divide el texto en cuatro partes.
1. Memes y memesfera. El término fue creado por Richard Dawkins en ‘El gen egoísta’ (1976). Son los virus de la mente (elementos de una cultura transmitidos por medios no genéticos, especialmente por imitación) y guardan paralelismo con los genes (ADN). Desde las canciones de verano a las opiniones de familiares y amigos. “Están hechos del mismo material que están hechos los sueños”. Hay semilleros (que contagian) y parterres (personas que se dejan contagiar). “La imitación está imbricada en los circuitos neurológicos de nuestro cerebro”, por eso imitamos desde bebés, inconscientemente. Y además están las neuronas espejo (Giaccomo Rizzolatti), base de la empatía. La memesfera es la atmósfera de memes que respiramos, que nos rodea y que nos influye. “La memesfera eres tú”.
2. Qué contiene la memesfera. Estamos formados por las 150 personas que podemos ver (el número de Dunbar: el límite del cerebro para mantener y auténtica relación social) y por los millones que no podemos ver. “La información estadística abstracta no nos influye tanto como una anécdota” (Nicholas Taleb Tassim). Y de ellos, 12 son “el grupo de compasión” (Malcolm Gladwell). Nos afectan amigos de amigos de amigos, hasta tres grados de separación. El riesgo de ser obes@ aumenta un 57% si un@ de nuestr@s amig@s engorda (lo mismo ocurre con el alcoholismo). Sergio Parra nos propone una “dieta de memes”: normas para mantener bajo control lo que antes era producto del azar. Nuestro estado de ánimo depende de la serotonina (evitar el daño), dopamina (buscar novedades) y norepinefrina (regular las recompensas), según el psicólogo Robert Cloninger. En términos morales, si quieres ser buena persona has de rodearte de buenas personas (Stephen J. Dubner y Steven D. Levitt, Chicago). Como ejemplos, los experimentos de Stanley Milgram (1961) y Phillip Zimbardo (1971),  ‘El señor de las moscas’ de William Golding o los índices de Felicidad por países (España es nº 43, el nº 1 es Vanuatu). “Ser feliz depende de la felicidad de quienes nos rodean”. Sergio se refiere a John Gottman (que predice con un 94% de fiabilidad qué parejas terminarán separándose) y lo atribuye a los sentimientos ante un conflicto: el desprecio y la crítica destructiva (más en las mujeres), la actitud defensiva y el hermetismo (más en los hombres). El contagio emocional se produce por contagio gestual. Respecto a la violencia, nos recuerda la “teoría de las ventanas rotas” (Wilson & Kelling), que se probó en Nueva York con Giuliani de alcalde y Bratton como jefe de policía). “Determinados delitos se contagian con más facilidad que otros”. Inteligencia: si quieres ser list@, hazte amig@ de Einstein”. El efecto Flynn (James Flynn, filósofo y activista de los derechos civiles de finales de los 70) demuestra que el CI está profundamente influido por el entorno. Como caso de éxito, las academias KIPP (en inglés, programa Conocimiento es Poder), que ha conseguido un 80% de universitarios en zonas deprimidas. Roseto es un pueblo del este de EEUU con una esperanza de vida superior. Sus hábitos de alimentación y ejercicio físico no difieren del resto del país. Su unicidad no está en la genética, sino en la procedencia: Roseto de Valfortore, a 160 Km al sureste de Roma, en los Apeninos, de donde muchos rosentinos emigraron en el XIX. El Roseto americano es un ejemplo de cohesión social (y eso afecta a la salud). Frente a la “ansiedad por el estatus” (Alain de Botton), la buena compañía. José Antonio Marina distingue entre culturas de independencia/autonomía y las de competitividad/logro. Tanto Goleman como Mario Alonso Puig se han referido a la influencia de los demás en nuestro estrés. Hay de hecho un “contagio de suicidio” (David Phillips, 1974) y de la buena suerte (el mejor talismán es nuestra conexión con los demás: Richard Wiseman): Sólo el 10% de nuestra existencia es aleatoria; el 90% se define por nuestra manera de pensar (súperPareto).
3. Cómo nuestro look, nuestro nombre, nuestro lenguaje y dónde vivimos determina quiénes somos. Memes geográficos: donde vivimos influye en nuestro civismo, nuestra moral e incluso nuestra felicidad. Como ejemplos, Lepe, Okinawa, los estudios de Hofstede sobre la cultura… el aspecto, que tiene efectos psicológicos asombrosos (Russel Hill y Robert Barton, Durham, en Atenas 2004: vestir de color rojo aumentaba las posibilidades de medalla). “Efecto Proteo”: cuidar la estética hace que los demás te traten de forma diferente. El look también define el nicho social. Matt Riley (‘Qué nos hace humanos’) lo llama “teoría de Asterix sobre la personalidad humana”: “En los tebeos de Goszinny y Udezo de la desafiante aldea gala que resiste al poderoso Imperio Romano hay una nítida división del trabajo. Hay un hombre fuerte (Obelix), un jefe (Abraracurcix), un druida (Panoramix), un bardo (Asuranceturix), un herrero (Esautomatix), un pescadero (Ordenalfabetix) y un hombre con ideas brillantes (Asterix). La armonía del pueblo le debe algo al hecho de que cada uno de ellos respeta el talento de los otros”. Las palabras son “huellas dactilares de la mente”. “El lenguaje no sólo transmite significados literales, sino también la actitud del hablante” (Steven Pinker). Hablamos como hablan los que nos orbitan (Noam Chomsky). La elección del nombre de pila por los padres muestra la extracción socio-económica (Stanley Liberson, ‘Una cuestión de gusto’) y permiten alianzas psicológicas, como las de los equipos de fútbol o los partidos políticos. “Escoge bien el libro que vas a leer porque vas a meterte en el cerebro de una persona que no conoces”. “No es posible leer una novela sin atribuir a la heroína los rasgos de la mujer que amamos” (Proust). “Un libro es un/a autor/a en sus mejores días, con la mente templada y el paso firme. Y eso muy raramente suele darse en la vida cotidiana”.
4. ¿Estoy discriminando a la gente si la selecciono por sus memes? Cultivar la memesfera nos aporta una nueva perspectiva. “El precio que nuestra especie ha pagado por la seguridad de vivir en grandes grupos de comunicadores que interactúan según diferentes intereses así como de las variables interrelaciones” es el precio de pensar estratégicamente respecto al otro (Daniel Dennett, ‘Romper el hechizo’).
Tener presente la memesfera con lleva tomar decisiones. “Con el amor ocurre algo similar. Nos da miedo quedarnos solos y somos capaces de permanecer al lado de una persona durante décadas aunque no nos haga feliz. La costumbre disfrazada de amor. El miedo disfrazado de amor. Los conceptos románticos de determinada clase de cine disfrazados de amor. El qué dirán disfrazado de amor”.
Los intentos de revolución, según Sergio Parra, son la oxigenación (excluir a los elementos nocivos, a los que no tienen nada que ofrecer) y la exclusión (“la información es clave y cada vez algo más físico, fisiológico: la información como vitamina o toxina; y nuestra respuesta es cada vez más somática, biológica”, Miguel Ibáñez). Porque “del mismo modo que podemos contagiarnos con un virus, podemos pillar un desaliento emocional que nos torne más vulnerables a ese virus y que, de un modo o de otro, socave nuestro bienestar” (Daniel Goleman). Debemos tener en cuenta el impacto memesférico de quienes nos rodean.
Gracias, Sergio, por invitarnos a la reflexión con compañeros de viaje como Richard Dawkins, Susan Blackmore, Alain de Botton, Nicholas Christakis, Daniel Dennett, Malcolm Gladwell, Richard Wiseman, Daniel Goleman, Steven Johnson, Steven Pinker, Nassim Nicholas Taleb, Matt Ridley, Oliver Sacks, Edward Wilson o Fernando Savater. Los memes, genes culturales, son algo muy a tener en cuenta en el aprecio o desprecio de nuestro talento.