La bruja debe morir: Coaching de los cuentos de hadas


AVE de las 7.05 de la mañana entre Barcelona y Zaragoza. Anoche disfruté de la cena con un amigo en Tres Focs, restaurante de cocina catalana cercano al Barcelona Center. Y esta mañana he tenido el honor de participar en ‘Talento en Crecimiento’ organizado por CEDE (asociación que agrupa a más de 140.000 directiv@s y que integra, entre muchas otras, a la APD y AED), con la Obra Social La Caixa, ADEA, Deloitte, Fundación Bertelsmann, Human Age Institute y Kühnel Escuela de Negocios. El periodista Jorge Sanmartín (Heraldo de Aragón) como maestro de ceremonias. Me gusta mucho la colaboración entre el Human Age Institute y la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos. Tras la presentación de Salvador Arenere (presidente de ADEA), he hablado de “la empleabilidad como actitud” en esta nueva era, en la que la Empleabilidad (término acuñado por el profesor Sumantra Ghoshal en 2004) es clave, en el que el Talento es Capacidad por Compromiso en el Contexto adecuado y en el que la Actitud (emociones, lenguaje, postura corporal) es el corazón del Talento. Después hemos disfrutado de las ponencias de María López (CEO de BitBrain Technologies), Juan López Miranda (CEO de Garagescanner), Tamara Antoñanzas (responsable de desarrollo y gestión de programas de AGM), Felipe Campos (DG de la Fundación Ítaca) y Carlos Piñeyroa (Director de Initland). Una jornada muy equilibrada, con ponencias inspiradoras y apasionadas.  
Mi gratitud a los organizadores del evento en la capital aragonesa, a Jorge, Salvador, María, Juan, Tamara, Felipe y Carlos, y al equipo del Human Age.
He estado leyendo un libro cautivador: ‘La Bruja debe morir. De qué modo los cuentos de hadas influyen en los niños’, de Sheldon Cashdan. Profesor emérito de psicología en la Universidad de Massachussets, Amherst, Sheldon “vive con su mujer en una cabaña en medio de un bosque encantado” (Eva, su mujer, es la princesa de la obra).
En este libro, el autor se pregunta en qué radica el atractivo (continuado) de los cuentos de hadas. Y cita a la actriz Mae West: “Yo era Blancanieves, pero luego me dejé llevar”. Para Sheldon Cashdan, son mitos que los cuentos de hadas sean relatos para niños (por ejemplo, ‘Cuentos de mi madre la oca’ de Perrault incluye 12 cuentos, entre ellos Cenicienta, Caperucita Roja y La Bella Durmiente), que fueran escritos por los hermanos Grimm (simplemente compilaron; su versión de Caperucita Roja es más elaborada que la de Perrault); que los cuentos de hadas enseñen (muchos contienen consejos discutibles). Los cuentos son más que aventuras con suspense que incitan a la imaginación. “Mientras el atractivo inicial de un cuento de hadas puede residir en la habilidad para cautivar y entretener, su valor perdurable descansa en el poder de ayudar a los niños a enfrentar los conflictos internos con los que se encuentran durante su crecimiento”. Es como el Employer Branding: motivación de inicio (un buen relato, “storytelling”) y de mantenimiento (aprendizaje, desarrollo, crecimiento: mejor profesional y mejor persona). Desde la perspectiva psicoanalítica (Freud, Bruno Bettelheim) puede haber un deseo edípico de Blancanieves hacia su padre (con los siete enanos como “penes atrofiados” de ocupación minera), el pinchazo de La Bella Durmiente simula el coito y el zapato de Cenicienta la castración del príncipe. Desde el enfoque psicológico de Sheldon:
- Hensel y Gretel simbolizan la gula, la glotonería. Escapan de la hambruna, encuentran la “casita de chocolate”, matan a la bruja. También Caperucita Roja y Pulgarcito explotan el peligro de la glotonería.
- Blancanieves es el canto más extremo a la vanidad (espejito, espejito, ¿quién es la más bella?). Como en Piel de Asno o Cenicienta, comienza con el fallecimiento de la madre. En el relato hay compasión (el cazador la perdona porque es bella), seguridad (los enanitos le ofrecen una “base segura”) y expiación final (la muerte de la bruja). Vanidad y apariencia como en El traje nuevo del emperador de H. C. Andersen.
- La Cenicienta trata la envidia. Huérfana, madrastra y hermanastras (océano de maldad) y justo castigo. “La envidia es una forma de elogio” (Napoléon Bonaparte).
- El enano saltarín se centra en el engaño.
- Lujuria, “la cola marina”, en La sirenita. Ariel quiere tener piernas y, por supuesto, sexo femenino. La Bruja del Mar (Úrsula: pechos enormes, ojos lascivos) la deja sin voz. ¿Qué le quedará? “Tu preciosa figura”.
- Jack y las habichuelas simboliza la avaricia, como también lo hacen Barbazul o El pescador y su mujer.
- Pinocho nos enseña valiosas lecciones sobre la holgazanería. Al juguete que quería ser un niño el Hada azul le inspira laboriosidad (“las tendencias perezosas son el camino seguro hacia la cárcel o el psiquiátrico”). A la marioneta convertida en burro la salvación le llega a través del trabajo (en 1940, cuando se hizo la versión de Disney, el trabajo infantil ya no era tan importante para sus padres).
- El Mago de Oz considera los vicios más como carencias (falta de valentía, compasión, inteligencia) que como excesos. Es un cuento de hadas de nuestro tiempo. El mandato del Mago es claro: “La bruja debe morir”.  
En definitiva, “los siete pecados capitales de la infancia”. Porque despiertan el miedo más pavoroso de la infancia (y de los mayores): el abandono. Los cuentos de hadas están emparentados con el psicodrama (técnica psicoterapéutica desde los años 20). Son un “viaje al centro del yo” (travesía, encuentro, conquista y celebración) con una bruja (reina de oscuro corazón, hechicera perversa o madrastra vengativa) que magnifica los defectos y flaquezas y que necesariamente debe morir. “El viaje puede ser desalentador, pero avanzaremos sabiendo que al final nos encontraremos a nosotros mismos”.
Este interesante libro sobre los cuentos de hadas me ha recordado “el lado oscuro” de cada uno de los eneatipos en el Eneagrama (Diversigrama, en el lenguaje empresarial). La lujuria del toro (tipo 8), la pereza del delfín (9), la ira de la abeja (1), el insano orgullo del buey (2), la vanidad de la leona (3), la envidia del cisne (4), la avaricia del búho (5), la insufrible duda de la gacela (6), la gula de la mariposa (7).  
Desde que Disney basara su modelo de negocio en llevar a la gran pantalla los cuentos infantiles (recordemos que Blancanieves es de 1937, el mismo año de ‘Tiempos Modernos’ de Charles Chaplin, con Hitler en el poder y a dos años de iniciarse la II Guerra Mundial), más que leérselos a nuestros hijos, les hemos llevado al cine y los han visto una y otra vez en DVD. La esencia permanece: lecciones de armonía y equilibrio.
La canción de hoy, que he escuchado esta mañana en Zaragoza en el trayecto de la estación de Delicias al CaixaFórum, ‘More than I can say’ de Leo Sayer: www.youtube.com/watch?v=JT6vy_34pFk “I love you more than I can say”.