Anoche,
en la T2 del aeropuerto de Barajas al regresar de Vigo, tuve la suerte y el
honor de que me llevara a casa todo un señor, que después de llevar más de 35
años en la misma compañía (había empezado a trabajar con 14 años) y ser
despedido sin contemplaciones, había sufrido una profunda depresión durante más
de dos años y ahora estaba feliz y encantado con su licencia del taxi. La clave
para resurgir como el Ave Fénix, su mujer (décadas juntos) y sus hijos. Mi
gratitud a Juan Carlos, tocayo, por su “lección de vida” sobre las cosas
importantes. Estoy seguro de que volveremos a coincidir y seguiré aprendiendo
de ti.
En
este domingo soleado de comida familiar, cine (‘Premonición’, dirigida por
Alfonso Poyart, con Anthony Hopkins y Collin Farrel), series (‘The Blacklist’,
‘Cómo defender a un asesino’ y el primer episodio de ‘Santa Clarita Diet’, con
la “resucitada” Drew Barryore), además de la ceremonia de los Óscar esta
madrugada, tocaba libro importante: ‘Estrategia. Una historia’, de Lawrence
Freedman, profesor de Historia Militar en el King’s College de Londres desde
1983). Un texto portentoso de más de mil páginas.
En el
prólogo, el autor insiste en que “todo el mundo necesita una estrategia”.
Ninguna institución puede sobrevivir sin ella. Sin un plan, perseguir un
objetivo es una insensatez. No hay posibilidad de que algo se desarrolle
razonablemente sin pensar estratégicamente.
El
Dr. Freedman divide su obra en cinco partes:
A. Orígenes. Los chimpancés utilizan, como los humanos,
tres aspectos fundamentales de la Estrategia: el engaño, las alianzas y el uso
instrumental de la violencia. Una teoría alternativa está en la Biblia:
estrategias en Adán y Eva, las diez plagas como coacción estratégica, David
contra Goliat. Y la tercera fuente de orígenes son los antiguos griegos: la
metis como “inteligencia estratégica” (prudencia, astucia, ingenio) en Ulises,
Tucídides, Pericles y el “cambio de paradigma” de Platón. Sun Tzu y Maquiavelo
(“El arte de la guerra”): “Aunque el término “maquiavélico” se ha convertido en
sinónimo de un estratega que se basa en el embuste y la manipulación, la teoría
de Maquiavelo estaba realmente muy lejos de mantener ese equilibrio. Entendia
que cuanto más se fiaba el príncipe de sus métodos taimados, menos probable
resultara que tuviera éxito. El estratega más listo sería aquel que procurara
desarrollar una base para el ejercicio del poder y que fuera más allá de las
falsas impresiones y de los castigos violentos, que tuviera por el contrario
unas capacidades reales para el mando y el respeto general”. La estrategia del
Demonio (en John Milton, William Blake o Shakespeare) no funciona. La astucia
tiene límites.
B.
Estrategias militares. La nueva ciencia de la Estrategia surge tras la
Revolución Francesa: Henri de Jomini y Carl von Clausewitz. Comienza la
estrategia como profesión y como producto, con un claro ejemplo: Napoleón. “La
política es lo único que consigue que la guerra se someta a la razón”
(Clausewitz). Es importante el concepto de “centro de gravedad”. En esta falsa
ciencia destacaron Tolstói y Von Moltke. Aniquilación o agotamiento en la
guerra civil americana, la I Guerra Mundial, “la guerra de Churchill” o la
guerra fría (término creado por Walter Lippman en 1947). Teoría de juegos (John
von Neumann y Oskar Morgenstern, 1944), dilema del prisionero (Albert Tucker,
1950). Disuasión existencial (crisis de los misiles con Kennedy). Guerra de
guerrillas: Lawrence de Arabia, Mao Tse Tung, Argelia, Vietnam, Afganistán.
Bucle OODA (Observación, Orientación, Decisión y Acción) del coronel John Boyd.
“La mente humana, sometida a una tensión extrema, es capaz de verdaderas
hazañas de rebeldía, resistencia, recuperación y adaptación”. Las guerras de
cuarta generación son globales, tecnológicas, tratan de minar la moral y
dominar los aspectos cognitivos y con enemigos difíciles de encontrar (además,
no son cortas). “El pensamiento estratégico es minucioso y holístico” (Harry
Yarger). El mito del gran estratega (à la Napoleón) es falso.
C.
Estrategia desde abajo. Los revolucionarios profesionales: Blanqui, Proudhon,
Mazzini, Lajos Kossuth y sobre todo Karl Marx. 1848: “un fantasma recorre
Europa”. Estrategias de insurrección. Herzen y Bakunin. La primera
internacional y la Comuna de París. Revisionistas y vanguardistas: Rosa
Luxemburgo, Trotski, Lenin. Burócratas (Max Weber), Demócratas (John Dewey) y
Élites (Robert Merton). Antonio Gramsci: la “gran idea” en la conciencia
popular (hegemonía). El poder de la no violencia: Gandhi, Martin Luther King.
Estrategia existencial: C. Wright Mills, César Chávez. Poder negro (Malcolm X)
y furia blanca (analizada por Hanna Arendt y Noam Chomsky). Paradigmas (Thomas
Kuhn), estructuras (Galbraith), ideología (Michel Foucault: la política como
continuación de la guerra). “Un sentimiento de causa, propósito y misión”
(David Ronfeldt y John Arquilla). George Lackoff: el marco. Estrategia de
“campaña permanente”. David Axelrod, director de estrategia de Obama, y David
Plouffe, su director de campaña. “Los límites del poder están en los límites de
la estrategia política”.
D. Estrategias desde arriba. El nacimiento de la clase dirigente,
los ejecutivos, con Frederick Winslow Taylor (“management científico”, 1911),
Mary Parker Follet (relaciones laborales), Elton Mayo (relaciones humanas),
Chester Barnard (el círculo de Pareto). El negocio empresarial, con John D.
Rockefeller y la Standard Oil, Henry Ford (un autócrata amante de la
adulación), Alfred P. Sloan (General Motors). Entre los grandes pensadores de
la estrategia empresarial, Peter Drucker (‘Estrategias empresariales’, 1964) y
Kenneth Arrow (DAFO). Los negocios como “guerra”: George Stalk (BCG), Michael
Porter (Harvard). “Si los beneficios realmente residen en el poder que se tenga
sobre el mercado, entonces habrá claramente distintos modelos económicos de
generarlos” (Henry Mintzberg). Teoría de la agencia, de Michael Jensen
(Chicago), Gestión Total de la Calidad (modelo Toyota), reingeniería (Michael
Hammer y James Champy, 1993), “efecto Reina Roja” (carrera de suma cero entre
depredadores y presas), “océanos azules” (W. Chan Kim y Renée Mauborgne). “Una
estrategia nunca podía considerarse realmente un producto terminado, un punto
de referencia fijo para un proceso de toma de decisiones, sino más bien una
actividad constante, con importantes momentos en los que tomar decisiones”. El
reto sociológico: empresarios revolucionarios (‘En busca de la Excelencia’, de
Tom Peters y Robert Waterman; las 7S en el contexto japonés, de Athos y
Pascale), ‘Leading the revolution’ (Gary Hamel, 2000). Estrategia “deliberada”
o “emergente”: el citado experto canadiense Henry Mintzberg (‘Strategy Safari’:
diez enfoques relativos a la estrategia), Charles Handy (las organizaciones con
capacidad de aprendizaje poseen “curiosidad, comprensión, confianza y
cooperación”, 1995), Chia y Holt (“flexibilidad estratégica”), Jeffrey Pfeffer
(la gestión como dominación), Robert Kaplan y David Norton (Cuadro de mando
integral). Entre 1962 y 2008, 91 definiciones de “estrategia” con una abrupta
caída de la palabra “planificación”; “mientras que el verbo “conseguir” era una
constante, con el paso del tiempo “formulación” dio paso a “relato” (Karl
Weick, 2001).
E. Teorías de Estrategia. Límites de la elección racional:
Escuela de Rochester (William Riker: “cambio de paradigma”), coaliciones
(William Gamson, Mancur Olson), desarrollo de la cooperación (Robert Axelrod).
Más allá de la elección racional: Amos Tversky y Daniel Kahneman (sistemas 1 y
2). Historias y guiones (“No hay finales. Si piensas que sí, vives engañado.
Todo son principios. Éste es uno”, Hilary Mantel). Es ‘El problema de los
relatos’ (Charles Tilly), la tendencia humana a explicarlo todo; pero hay “cisnes
negros” (Nassim Taleb). Guiones (Jerome Brunner) estratégicos y dramáticos. El
autor propone leer ‘El guión’ de Robert McKee sobre la construcción de guiones cinematográficos.
“La historia, como la estrategia, avanza con el conflicto”. “El estratega
afronta retos muy diferentes. El más importante es que todo en su historia es
real”. En la antigua Grecia la distinción genérica más importante se establecía
entre comedia y tragedia, por su modo de resolver los conflictos. “El
dramaturgo sabe desde el principio si está escribiendo una comedia o una
tragedia; el estratega espera que sea una comedia, pero se arriesga a diseñar
una tragedia”.
Un
libro impresionante, que comienza con la zoología (los primates) y la religión
(la Biblia) y acaba en el “stroytelling” y la dramaturgia.