Preciosa jornada
festiva en Madrid y Cataluña. Día de viajes. Zoe ha salido esta mañana, a las
12,30 h., hacia Ginebra para seguir sus estudios en el SEK Los Alpes hasta que
acabe el curso, el 21 de junio. Podremos celebrar San Juan juntos. Me maravilla
lo bien que mi hija ha aprovechado estos cinco días para estar con sus amigas
(y que su mejor amiga fuera a dormir a su casa), con su familia materna, con
sus primas y tíos… y también con su padre. Ha sabido llevar todas sus
prioridades afectivas con maestría, y me siento muy orgulloso de ello. Se lo
agradezco muchísimo.
Alma. El soul es un
género musical que nació en EE UU por los jóvenes afroamericanos en los 50 como
combinación del godspel y del rythm & blues. Ritmos pegadizos, “diálogo”
entre el/la solista y el coro, sonido vocial extremo. Sam Cooke, Ray Charles y
James Brown fueron los pioneros. En 1967, Aretha Franklin (“la reina del soul”)
y posteriormente el sonido Motown, Otis Redding, Barry White e incluso Michael
Jackson o Whitney Houston. Se dice que el Soul finalizó con el asesinato de
Marvin Gaye (Sexual Healing) en 1984. Del “neo Soul” me quedo con Amy
Winehouse, Mariah Carey y Adele.
Ayer me compré un
recopilatorio de los 100 mayores éxitos del Soul en versiones originales. Me ha
gustado especialmente el ‘Never can say goodbye’ de la gran Gloria Gaynor: www.youtube.com/watch?v=CCSvNZWpXaM
¡Espectacular!
Sigamos con el Alma
(precisamente Alma se llama la protagonista de ‘El Olivo’). En la portada de la
revista ‘Mente y Cerebro’ de mayo-junio, ‘El concepto del alma. Presente en el
imaginario colectivo, desaparece de la psicología’. Para el psicólogo y
periodista Steve Ayan, “el alma es una
creencia útil”. Es un concepto con múltiples significados, que se refiere a la
esencia inherente e inmortal del ser humano. “Creer en la existencia del alma
ayuda a abordar temas que se encuentran más allá de nuestro poder imaginativo y
reduce el miedo a la muerte”.
En un estudio de
2014, por Ulrich Weger (Universidad de Witten/Herdecke), en el WoK (Web of
Knowledge, red de conocimientos), sólo 387 artículos contenían la palabra
“alma” en tanto que 37.422 incluían “cerebro”. En las revistas de psicología se
mencionaba en dos ocasiones. “La ciencia del alma” se ha convertido en una
“ciencia sin alma”. Sin embargo, el 70% de los alemanes creen en la existencia
del alma (30 puntos más que quienes creen que hay vida más allá de la muerte;
52 puntos más que en la reencarnación). Bruce Hood y su equipo de la
Universidad de Bristol en 2012 demostraron que atribuimos un núcleo esencial y
espiritual a los seres vivos. La filósofa Manuela di Franco (Cambridge)
considera que cometemos el “error categorial” de conceder a algo incorpóreo las
cualidades de un objeto (profundidad, espacio). El dualismo cuerpo-mente, desde
Descartes: “Mi alma, por el cual soy lo que soy, es enteramente distinta de mi
cuerpo”.
La creencia en el
alma describe el modo que pensamos sobre nosotr@s mism@s. Por la “teoría de la
limitación cognitiva” (Bering) no somos capaces de imaginar nuestra propia
inexistencia. La “gestión del terror” también nos limita. En cualquier caso, la
idea del alma nos ha acompañado desde las cuevas de Lascaux (se representaba
como un pájaro hace 15.000 años), en la tradición hinduista y budista, en
Pitágoras (“El alma es inmortal y migra de una forma de vida a otra”), en
Sócrates y Platón (en su diálogo ‘Fedón o Sobre el alma’: es el “soplo vital”).
En la misma publicación,
la filósofa Katja Crone (Universidad de Dortmund) comenta que “el constructo
del alma ya no es necesario”. Es más, “la idea del alma es del todo
prescindible”. Más que “desparición”, ella habla de “transformación”. La
consciencia, para los filósofos actuales, es una cualidad de los estados
mentales. ¿No cumple el alma una función moral, de hacer el bien? Para la
profesora Crone, Kant negaba la existencia del alma (Crítica de la razón pura)
y apelaba a la ética del deber: “Y si Kant podía vivir con esa contradicción,
quizá nosotros también podamos”.
Aunque el alma
pueda ser un concepto teológico, me gusta pensar en “personas que ponen el alma
en lo que hacen”, en “lugares con alma”, en que no caigamos en la tentación de
“vender nuestro alma al diablo” traicionando nuestros valores. Que “la
metafísica o la teología tratan de demostrar la existencia del alma y sin
embargo esa hipótesis resulte irrelevante para la psicología” ya lo enunció
William James en la segunda mitad del siglo XIX.
También en ‘Mente
& Cerebro’, la cafeína desajusta el reloj interno (Kenneth Wright,
Colorado), los estereotipos influyen en la percepción sexual (Janet Hyde,
Universidad de Wisconsin-Madison), las pausas breves favorecen el rendimiento
laboral (Cindy Wu, Universidad de Texas en Baylor), la estimulación cerebral
nos vuelve más indulgentes (Joshua Buckholtz, Harvard), con la edad nos
volvemos en mejores autores de nuestra biografía (Christin Köber y Tilman
Habermas, Universidad Goethe de Frankfurt), las oficinas colectivas generan más
estrés por menor privacidad (Instituto Nacional de Salud Laboral en Copenhague,
Universidad de Queensland en Brisbane, Universidad de Estocolmo, Universidad de
Calgary): el concepto de “paisaje de oficina” es Eberhard Schnelle (1930-2005)
en los 50; el “open space” hay que gestionarlo con cuidado. “En ningún lugar,
excepto quizás en el cementerio, los desconocidos están tan juntos como en una
oficina colectiva. Debes amar al prójimo como a ti mismo para que esta cercanía
resulte soportable” (Kämmerling).
En Neurobiología,
la revista reivindica el papel de las áreas parietales superiores del cerebro
(“las grandes olvidadas”) que coordinan el cuerpo y el ambiente, trata del
miedo en el cerebro humano (no solo es la amígdala), muestra qué nos hace
humanos (la creatividad y la cooperación), señala los efectos del ejercicio
(ayuda a desconectar, fomenta el bienestar, reduce el estrés) y del intestino
en el cerebro (el microbiona influye en el desarrollo cerebral; hormonas,
inmunoproteínas y microorganismos pueden estar involucrados). Y para concluir,
‘Una sucinta historia del alma’ por Christof Koch (Instituto Allen de Ciencias
del Cerebro de Seattle).
Excelente número.
He estado leyendo también el libro ‘La creación de una sociedad del
aprendizaje’ de Stigliz y Greenwald (Columbia). Esperaba mucho más. El título
es soberbio, la pretensión admirable (la nueva riqueza de las naciones es el
talento; aprender es desarrollar el talento), pero el texto se refiere a
políticas macroeconómicas (intervención gubernamental, control de los mercados,
políticas hacia mercados incipientes, ganancias sociales y privadas). Hace más
de 60 años, Robert Solow explicó que el progreso depende de la tecnología y el
aprendizaje, y Kenneth Arrow analizó el aprendizaje endógeno. Sin embargo,
comentan los autores, el avance social ha sido decepcionante. Hay fallos en el
mercado asociados al aprendizaje, y la construcción de una sociedad dinámica es
tarea de tod@s.
Canción de final
del día: ‘En un rincón del alma’, esa maravilla de Alberto Cortez, en versión
de David Bisbal: www.youtube.com/watch?v=-373JIuVHew
(“En un rincón del alma/ me falta tu presencia/ que el tiempo me robó”).
Alma, corazón y
vida.