En Nochebuena, el ataque de los libroterapeutas


Esta nochebuena, a falta de la tradicional cena de mi tío Jaime (nos juntábamos unos 35 familiares; el fallecimiento de mi abuela Conchita, con 100 años, cerró el evento), nos hemos ido Zoe y yo a Ámsterdam hasta el lunes 28. Una ciudad vitalista, con sus canales y sus mercadillos, que está a 7-9º y con lluvia.
         Ayer disfruté del artículo de Virginia Collera en el extra de El País, ‘La felicidad está en los libros’. Datos de lectura: en Finlandia se leen 47 libros anuales por habitante; en España, 8’6. Y la cosa está empeorando. Sin embargo (estudio de Deloitte) lo que más regalan los españoles en navidad son ropa, libros y perfumes. ¿Se regala… pero no se lee?
En la comparación con los finlandeses, más allá de las horas de sol, del tiempo en la calle, de la comida, la cultura o el compañerismo, el primer motivo por el que los españoles no leen (y no sienten vergüenza en admitirlo) es porque no les interesa, no les gusta, no les motiva, no les va. La segunda razón, que viene a ser más de lo mismo, es que no encuentran tiempo. Así nos luce el pelo en un tiempo, como destacaba en el mismo diario José Ignacio Torreblanca, en el que nos gustaría tener pactos “à la Borgen” (y una presidenta como Birgitte Nyborg) y nos encaminamos a la Khaleesi de ‘Juego de Tronos’: ¿Por qué pactar si puedes aniquilar la debilidad de tu enemigo para aniquilarlo?
Los beneficios de la lectura son buen conocidos: mentales (mejora la concentración, la imaginación, el pensamiento crítico, la conexión entre ideas), emocionales (desarrolla la empatía y la influencia), espirituales (valores). Por ello, el filósofo Alain de Botton ha fundado ‘The School of Life’ (La Escuela de la vida): porque leer nos hace más felices. Los biblioterapeutas insisten en que la lectura es una herramienta “para ayudarnos a vivir y a morir con un poco más de sabiduría, bondad y sensatez”.
“La vida es demasiado corta para leer libros malos”, ha dicho Alain de Botton. Peor aún es no leer ninguno. Esos 8’6 libros por español y año encubren además una realidad paretiana: un 20% de la población lee (leemos) unos 43 y un 80% nada. Da qué pensar cuando la democracia se va convirtiendo en vulgocracia, el poder de lo vulgar.
Creada en 2008, la central de esta ‘School of Life’ está en Marchmont Street, en Londres. Además, la escuela está en Amberes, Belgrado, Estambul, Melbourne, París, Seúl, Tel Aviv y, sí, Ámsterdam. Pasaremos por allí.
Si bien el término “Libroterapia” (Biblioterapía) lo acuñó Samuel Crothers en 1916, se han utilizado los libros para mejorar las conductas desde la Edad Media. Leer y escribir ayuda a mejorar.
Una de las lecturas de este viaje ha sido ‘Leer o no leer. Sobre identidad en la Sociedad de la Información’ de José Manuel Mora. El Dr. Mora estudió Filología inglesa y fue profesor en la Universidad de Gales en Cardiff. Actualmente simultanea la escritura con sus clases de latín en el Colegio El Velat de Torrent (Valencia).
“La lectura debe ser un lujo virtuoso porque no tiene arrepentimiento”, “La felicidad es un asunto cordial, y el corazón un asunto de felicidad”, “La palabra subía al cielo, y el dibujo se quedaba en la página”, “el libro es un pequeño gimnasio espiritual con el que se prepara el viaje”, “las manos llevan maletas, sostienen libros que abren a mundos inabarcables como el espíritu del que son espejo”, “el espejo como un libro donde leernos es una idea antigua”, “vivimos en el lenguaje”, escribe José Manuel Mora. Cita a Platón: “algo que no tiene maestros ni discípulos no puede enseñarse”. A Erasmo: “No hay viaje ni asunto por difícil o prolijo que sea que pueda arrancar los libros de las manos de (Tomás) Moro”. Por ello era “un hombre para todas las ocasiones”. A Stephan Zweig: “Es más fuerte quien se apega a lo invisible que quien se aferra a lo palpable, pues esto es efímero, y aquello permanente”. A Eliot: “En un mundo de fugitivos, quien va a contracorriente parecerá que huye”.
De la lectura puntual al hábito cotidiano. “Tan solo continuamos invictos/ porque hemos persistido en nuestro intento” (T. S. Elliot).
Te deseo que inculques en tus hijos el placer de la lectura. “Mientras la lectura sea la iniciadora cuyas llaves nos abren en nuestro interior la puerta de estancias a las que no hubiéramos sabido llegar solos, su papel en nuestra vida es saludable” (Marcel Proust).
Mi gratitud  José Manuel Mora, a Alain de Botton, a sus compañer@s libroterapeutas, a José Ignacio Torreblanca y Virginia Collera por animarnos a reflexionar. Una vida sin examen, sin reflexión, vale poco, sostenía Sócrates.