Una Europa sin unión, una Unión sin Europa


Hoy, en Madrid, he tenido la oportunidad de estar con tres grandes personas y profesionales, tres grandes amigos, tres seres excepcionales, tres enormes humanistas. Por la mañana, con Jorge H. Carretero en la ciudad del fútbol de Las Rozas, en torno al Talent at Home del próximo sábado. En el almuerzo, con Carlos Ongallo, DG de la EBS Business School y Mario Alonso Puig comentando el Challenge 2015 Atlantis que tendrá lugar en las Azores del 8 al 12 de octubre. ¡Qué maravilla escuchar retos tan ilusionantes!

Me han interesado mucho las palabras de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ayer en la Eurocámara. «Falta más Europa y más Unión», reconocía con un gesto duro y de decepción. El ex primer ministro de Luxemburgo presentó ante la Eurocámara un segundo paquete de medidas diseñado para hacer frente a la grave crisis migratoria en la UE, unos 472.000 desplazados en lo que va de año 2015.
El jefe del Ejecutivo de Bruselas pidió valentía a los socios europeos para acoger con los brazos abiertos a los refugiados y superar tensiones nacionales. Solidaridad entre países y solidaridad con los recién llegados, es lo que demandó. Bruselas exige la reubicación urgente de 120.000 nuevos demandantes de asilo procedentes de Italia (116.000), Grecia (211.000) y Hungría (145.000) para tratar de aliviar la presión migratoria que se cierne sobre ellos.
La suma asciende a 160.000 si se tienen en cuenta los 40.000 que se acordaron a principios de verano. Cualquier país que se niegue, deberá justificar la causa o pagar una multa equivalente al 0.02 % de su PIB. La clave de distribución se basa en un sistema de cuotas que permitirá en futuras crisis repartir de forma automática y obligatoria a los asilados: “Podemos hacerlo. Los refugiados representan solo el 0.11 % de la población total de la UE”, aseguró Juncker, restando credibilidad a los mensajes alarmistas lanzados por la ultraderecha europea. Alemania, Francia y España asumirán más responsabilidad en el reparto.
Los xenófobos del Parlamento Europeo no tardaron en salir a escena. El diputado italiano de la Liga Norte, Gianluca Buonanno, irrumpió en la sala a mitad de discurso para saludar a Juncker portando una máscara de la canciller alemana, Ángela Merkel, a la que acusan de promover una política de puertas abiertas. El luxemburgués no se arrugó y pidió trato digno y trabajo para los refugiados, apelando a la responsabilidad histórica de Europa con su pasado: “Los franceses, los alemanes o los exiliados de la Guerra Civil española. En este continente casi todo el mundo ha sido refugiado en algún momento, ¿o es que lo hemos olvidado?”, indicó. La demanda indignó a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen: “Es como escupir a la cara a los desempleados en Francia y Europa”.
Juncker apuntó a todos los frentes, incluido al que tiene abierto con los países de Visegrado (República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia). Sus líderes se negaron en la última semana a aceptar asilados musulmanes. “Este continente ya cometió ese error. No hay creencias, religiones ni filosofías cuando hablamos de refugiados”, advirtió Juncker antes de recordar que vallas como la que ha desplegado Hungría en la frontera serbia son un error: “No necesitamos telones de acero”, aseguró antes de anunciar que en los próximos días abrirá nuevos procedimientos de infracción a países de la UE por violar la normativa de asilo.
En su despedida, tuvo palabras de agradecimiento para los ciudadanos: “Europa son todas esas personas que han estado en las estaciones dando la bienvenida y acogiendo a los refugiados. La Europa en donde quiero vivir está reflejada en ellos”.
Las propuestas del presidente Juncker fueron muy concretas:
1. Reubicación de emergencia. Bruselas exige el reparto obligatorio por cuotas de 120.000 refugiados procedentes de Italia (15.600), Grecia (50.400) y Hungría (54.000), que se suman a los 40.000 pactados antes del verano. Se contemplan multas del 0,002% del PIB a quien se niegue.
2. Reubicación permanente. El mecanismo de distribución se activará de forma automática en futuras crisis cuando un país miembro se encuentre desbordado por una presión migratoria «desproporcionada». De esta forma la respuesta será más rápida.
3. Lista de países de origen seguros. La UE establecerá una lista de países de origen seguros (que incluirá a los Estados balcánicos y Turquía) para agilizar el proceso de gestión de demandas de asilo.
4. Fondo fiduciario para África. Bruselas quiere destinar 1.800 millones de euros a la estabilización de las zonas del norte y Cuerno de África, las regiones del Sahel y el lago Chad.
Nos quejamos de falta de Liderazgo en Europa y cuando políticos como Jean-Claude Juncker lo demuestran, pasan desapercibidos, lo que es una lástima.
Una Europa sin unión es una comunidad (política, social, empresarial) sin cohesión, sin espíritu de equipo. Una unión sin Europa es una relación (económico-monetaria, bancaria) sin valores.
Para que una organización dé lo mejor de sí misma, los valores son innegociables, esenciales, y ser un equipo, lo que genera sinergias, lo que marca la diferencia. Por ello, son cualidades nucleares del talento en esta nueva época la generosidad, la integridad, la solidaridad y la humildad.
Europa debe dar un paso al frente y comportarse como debe.

Mi gratitud a Jorge, Carlos y Mario por el día de hoy.