El poder de las marcas desde el neuromarketing


Jornada en Logroño. He salido esta mañana de Madrid con el Director Comercial de Right Management, Jaime Guibelalde. Reunión con el DRH de una empresa cliente de La Rioja, líder de su sector, para avanzar en los nuevos proyectos. Almuerzo y sesión de coaching estratégico con el DG de una de las principales empresas de la Comunidad Autónoma. Vuelta a Madrid por la tarde.
He estado leyendo el último número de ‘Mente y Cerebro’. En portada, ‘El poder de las marcas’.
Miriam Berger, psicóloga y periodista, nos cuenta que los marcas de éxito activan el sistema de recompensa del cerebro. Y así influyen en nuestra decisión de compra. Las marcas cambian la percepción sobre un producto, por ejemplo, a través de la etiqueta. Cada vez gana más peso la construcción musical de una marca, porque los consumidores no podemos evitar los estímulos acústicos de igual forma que los visuales.
Didier Courbet, Marie-Pierre Fourquet-Courbet (Universidad de Marsella) y Julien Intartaglia (Neuchatel Business School) analizan el poder de la publicidad… en el inconsciente. Gran parte de la publicidad, sobre todo la de internet, no la percibimos conscientemente. Sin embargo, impacta porque, aunque no la percibimos visual y conscientemente, influye en nuestras decisiones de compra. La influencia inconsciente refuerza durante semanas y meses la asociación del consumidor con la marca y el producto. “La representación mental favorece la familiaridad con el producto”.

Además varios artículos interesantes:
- Sobre la educación severa y sus efectos negativos. Los padres exigentes o “tigres” provocan en sus hijos dificultades para adapatarse cuando son adultos (Greg Hajcak Proudfit, Universidad Stony Brook). En el neocórtex está la NEA (Negatividad Asociada al Error). “Evidentemente, todos cometemos errores. Pero si uno se castiga o se culpa de los propios errores más que el compañero de pupitre, tal vez ese sea el camino que lleve a un posible trastorno de ansiedad”.
- Sobre los hábitos cotidianos y una vida más sustanciosa. Samantha Heintzelman, Jason Trent y Laura King (Universidad de Missouri) demostraron en 2013 que con hábitos la vida tiene mucho más sentido.
- Las tareas placenteras favorecen la felicidad. Lahnna I. Catalino, de la Universidad de California en San Francisco ha comprobado que las actividades más gratas (la jardinería, cocinar) conducen a la felicidad.
- El autocontrol es el secreto para triunfar. Roy F. Baumeister (Universidad estatal de Florida) cuenta que a finales del siglo XX la autoestima era la panacea para los problemas personales. Hoy se apuesta por el autocontrol como una competencia más importante. El “agotamiento del ego” describe la reducción de la fuerza de voluntad tras el gasto de energía psíquica que se ha invertido en el propio control.
- El acto de perdonar. Las personas de avanzada edad perdonan con mayor facilidad que los jóvenes. La empatía y el carácter afable también facilitan el perdón. Las personas indulgentes tienen mejor salud física y psicológica (todavía no conocemos el motivo). A través de psicoterapia puede elevarse la predisposición al perdón. Un factor clave en el tratamiento es lograr un cambio de perspectiva en la persona.
- Para la neurogénesis (la formación de nuevas neuronas en el cerebro) la alimentación es esencial: ayuno, ciertos nutrientes (omega 3, polifenoles). El hipocampo es pieza clave. El cortisol frena la neurogénesis.
- El claustro es el director de la consciencia. Es un área reducida y bien conectada cuya función se desconoce. Es la hipótesis aún vigente de Francis Crick y Christoph Koch. Determinados estupefacientes afectan a la función del claustro. Crick (1916-2004; premio Nobel de fisiología y medicina 1962) creía que, en biología, la estructura era el camino natural para comprender la función.

Un número extraordinario éste de ‘Mente y Cerebro’. Mi gratitud a Pilar Bronchal, la DG; a Laia Torres, la Directora Editorial; y a todo el equipo.