Presente y futuro de la Neurociencia


Reuniones comerciales con grandes clientes tanto en Barcelona como en Madrid el último miércoles de julio. Se nota el cambio de tendencia. Ahora el “problema” de muchas organizaciones es la fidelización del talento (por favor, no digas “retención”; a las personas no se las retiene si no es en contra de su voluntad). Las claves de la fidelización son evidentes: 70% de las personas que abandonan una compañía lo hacen por falta de sintonía con su jefe directo (un 30% puede hacerlo por equilibrio de vida personal o profesional, otros proyectos interesantes, etc). ¿Qué deben hacer las empresas en estos momentos? Apostar de verdad por el Liderazgo y por su Desarrollo (Assesment, Coaching Ejecutivo), generar planes de sucesión profesionales, detectar a l@s alt@s potenciales y desarrollar@s convenientemente. Estamos, sí, en una nueva era, en la que tu empresa no puede crecer si no haces crecer a tu gente al mismo ritmo.
He estado leyendo el último número de la revista ‘Mente y Cerebro’ (versión española de ‘Gehirn und Geist’) cuya DG es Pilar Bronchal y la Directora Editorial, Laia Torres. En portada, ‘La neurociencia del futuro. Ideas para mejorar la investigación del cerebro’.
Anna Von Hopffgarten nos ofrece la historia de la neurociencia, desde las primeras trepanaciones (2500 a.C.), Hipócrates (400 a.C.; el cerebro como sede de las emociones y la experiencia), Galeno (170 a.C., que creía que un gas, el espíritus animalis, transportaba las emociones; su teoría se mantuvo un milenio), Vesalio (anatomía: 1543), Descartes (el cerebro como máquina: 1649), Galvani (la naturaleza eléctrica de los impulsos nerviosos: 1791), Franz Joseph Gall (fundador de la frenología: 1800), Phineas Gage (funciones de la parte anterior del cerebro: 1841), Paul Brocca y Carl Wernicke (centros del habla: 1862-1874), Camillo Golgi y Santiago Ramón y Cajal (premios Nobel 1906), Korbinian Brodmann (áreas de la corteza cerebral), Dale y Loewl (acetilcolina: 1914), Walter Dandy (neumoencefalografía: 1919), Hans Berger (1º EEG: 1924), Egas Moniz (angiografía: 1927; lobotomía: 1934), Penfield y Rasmussen (homúnculo sensorial y motor: 1957), David Cohen (magnetoencefalografía: 1968), Resonancia magnética (1973), Tomografía por emisión de positrones (1975), R. W. Sperry (hemisferios cerebrales; premio Nobel 1981), Quenthony Barler (EMT, 1985), Giacomo Rizzolatti (neuronas espejo: 1991), Neuroimagen por tensor de difusión (1995), Proyecto Blue Brain (2005) hasta el Proyecto Cerebro Humano de 2013 (500 investigadores de 20 países para crear un modelo cerebro por ordenador).
El pasado noviembre, un Congreso en la Universidad Humboldt de Berlín debatió los pros y contras de la Neurociencia. Steve Ayan nos habla de cinco controversias:
1. La reducción del ser humano a su biología, frente a la naturalización de la mente.
2. Exageración de los resultados.
3. La “neuromoda” en los medios de comunicación.
4. Uso de conceptos equivocados (“falacia mereológica”: tomar la parte como el todo).
5. La investigación y la publicación enferman (sesgo de publicación). Steve nos recuerda que el obispo Milton Wright (1828-1917) vaticinó que las personas nunca volarían, porque eso solo lo podían hacer los ángeles. Sus hijos Wilbur y Orville destrozaron la profecía de su devoto progenitor.
La psicóloga Isabelle Bareither, el psicofarmacólogo Felix Hasler y la filósofa Anna Strasser (los tres, de la Escuela de la Mente y el Cerebro de Berlín) nos presentan las 9 ideas para mejorar la neurociencia del mencionado congreso ‘Mind the Brain’ (Cuidado con el Cerebro) de la capital alemana.
1. Criterios de calidad más estrictos “Nos ahogamos en falsos positivos” (Ulrich Dirnagl). Desatención a los estándares científicos.
2. Más transparencia. 50% de las investigaciones no se publican.
3. Replicar más estudios, para que sean más seguros y fiables.
4. Mejorar la formación en métodos estadísticos.
5. Un nuevo sistema de incentivos. Vivimos “la tiranía del factor de impacto” (Reinhard Werner).
6. Cambiar el sistema de publicación.
7. Considerar la investigación científica en el contexto social.
8. Más información (auto)crítica. Muchos hallazgos se publican en los medios de forma precipitada, exagerada o errónea.
9. Una teoría sobre el cerebro. “Necesitamos una teoría global sobre el cerebro” (Henrik Walter, Escuela de la Mente y el Cerebro de Berlín). Se requiere más y mejor colaboración interdisciplinar entre biólogos, cibernéticos, psiquiatras, psicólogos y neurocientíficos.
Los números son impresionantes. Entre 2009 y 2013, 1’79 M de artículos especializados en Neurociencia en publicaciones científicas (un 16% del total), 1.730.000 neurocientíficos investigan desde hace 20 años, 59’3% de participación de la Neurociencia en temas interdisciplinares. Tras la euforia, la Neurociencia ha entrado en crisis.

Dos libros a tener en cuenta,que nos recomienda Luis Alonso:
‘The Future of the Brain’, El Futuro del Cerebro (Princeton, 2015), dirigido por Gary Marcus y Jeremy Freeman. En 2005 se introdujo la optogenética (diseñar neuronas que se iluminan cuando se excitan). David Hubel y Thorstein Weisel descubrieron que las neuronas dela corteza visual se encuentran sintonizadas. En el cerebro hay 85.000 M de neuronas, con 100.000 neuronas y 900 M de sinapsis por milímetro cúbico de corteza cerebral. Todavía ignoramos cómo se almacenan los recuerdos o se secuencian acontecimientos a lo largo del tiempo.
Las tres grandes líneas de investigación que se han abierto en Neurociencia son la conectómica (cartografía de la conexión sináptica entre neuronas), la cartografía de la actividad cerebral (observación del trafico eléctrico a lo largo de las sinapsis) y la simulación a gran escala del cerebro.
Herbert Simon, uno de los padres de la Inteligencia Artificial, predijo en 1965 que en 20 años las máquinas realizarían cualquier tarea de la mente humana. Ha pasado medio siglo y evidentemente no ha ocurrido.
‘Sobre la belleza y la risa’, de Sixto J. Castro (2014). La Estética (del griego “aishtenashtai”, percibir) es una parte de la Filosofía que permite converger Ciencia y Arte. Charles Darwin ya abordó la estética animal (la paradoja del pavo real), por significado aposemático (aposematismo es la función disuasoria frente a depredadores). La belleza como utilidad, Darwin estudió la selección sexual de las mariposas (de pasada en ‘El Origen de las Especies’, 1859; de forma exhaustiva en ‘El Descendiente del Hombre, 1870).
Tanto en la belleza como en la risa, se han buscado paralelismos con otras especies. No es exclusiva de los seres humanos. Es una herramienta para crear un contexto placentero de interacción y comunicación social”.
Este ensayo de ontología estética del profesor de la Universidad de Valladolid repasa belleza y risa desde los diálogos de Platón. “La belleza y la risa son realidades que se proyectan más allá de sí mismas y que fundan mundos. Son celebraciones de la existencia que simbolizan y realizan el sentido. Risa y belleza representan siempre el contrapunto a la desesperación. Y, de este modo, abren el camino a una interpretación de la existencia alternativa a la filosofía trágica, a una ontología que comprende el mundo como hogar y la existencia de un arraigo alegre y gozoso”. Belleza, junto a la verdad y la bondad.
Y de Platón a Paul Adrien Maurice Dirac, el físico cuántico: “Reviste mayor importancia obtener la belleza de una ecuación que alcanzar que se ajuste a la observación experimental”. La guía del físico, del matemático, del pintor, del poeta (¿del lider?) debe ser la belleza. ¿Se conjugan las palabras, los colores, las ideas, las conductas de una manera armoniosa? Es la primera prueba a superar.
Mi gratitud a Luis Alonso, a Sixto, a Pilar y Laia, a Isabelle, Felix y Anna, a Steve… y l@s neurocientífic@s que nos aportan y nos aportarán tanto.