La lectura de hoy ha sido ‘El líder
consciente’, de la psicóloga y psicoanalista Shelley Reciniello, con prólogo de
Dave Ulrich. Libro finalista al Best Book 2014 y premio del Next Generation
Indie Bool Awards 2015, elogiado por Manfred Kets de Vries y por nuestra amiga
Alicia Kaufman.
Los 9 “principios de psicología” que enuncia
la autora son los siguientes:
1. Los seres humanos no son racionales y
todos los días entran en sus oficinas con sus cabezas ilógicas y con objetivos
ocultos.
2. El autoengaño es la mayor trampa para un
líder.
3. No todo el mundo puede ser como yo.
4. Las organizaciones reproducen dinámicas
familiares.
5. En grupo las personas experimentan una
regresión.
6. Todo el mundo tiene ideas preconcebidas de
los demás que en su mayoría son inconscientes.
7. La discordia, la ira y el autoritarismo
son fuerzas en cuyo dominio debes esforzarte o ellas te dominarán a ti.
8. El cambio es una constante en cualquier
entorno laboral.
9. Una mala higiene mental destruye las
ideas, la productividad, la creatividad y tu capacidad de aplicar los otros
ocho principios.
Como dice Ulrich en el prólogo, es valioso
combinar el enfoque sociológico, contextual (que es el de Dave y el mío, como
consultor) con el puramente psicológico, que sirve para valorar las causas.
Las últimas investigaciones (he hablado de
algunas de ellas en este blog) coinciden en que la proporción entre la parte
consciente e inconsciente de nuestros actos es de un millón a una. Sí, lo
consciente es apenas la millonésima parte y la proporción puede ser cada vez
menor, en una sociedad con tanta información accesible y tan poca comprensión
real de lo que está pasando. Por ello, la reflexión (convertir lo inconsciente
en consciente) que está en la médula espinal del coaching, es nuclear. Solo
mediante la reflexión descubrimos y podemos embarcarnos en la acción.
Para que un directivo sea mejor líder (de
hecho, para que sea un auténtico líder y no un “jefe tóxico”) debe examinar sus
comportamientos desde la consciencia (para pasar de ser, en algunos aspectos, de
“inconscientemente incompetente” a consciente de las propias oportunidades de
mejora). Efectivamente, las personas somos seres racionales (“pienso, luego
existo”), pero también emocionales (“siento, luego existo”) y viscerales
(“vivo, luego existo”). Inteligencia cognitiva (de pensamiento) e inteligencia
ejecutiva (de acción).
Las personas (los líderes también) nos
autoengañamos, mayoritariamente de forma inconsciente. Están condicionadas por
su pasado, y en grupo los mecanismos de defensa aumentan. Tenemos pre-juicios
(que hemos de analizar) y podemos dejarnos llevar por la ira (por ello, la
serenidad o autocontrol es parte esencial de la inteligencia emocional). Si no
entendemos los cambios como algo natural de la vida, y traspasamos la línea
roja de la higiene mental (como nos advierte Shelley), podemos sufrir por ello.
“No podemos alcanzar
una atención plena si no somos antes previamente conscientes”, nos aconseja
Reciniello. Una lección a tener en cuenta.
Y hablando de emociones y de consciencia, esta tarde hemos ido a ver
‘Inside Out’ (Al revés), la última película de Pixar. La mente de una niña de
11 años que se traslada de Minnesota, donde era feliz, a San Francisco. Los
cambios y la relación con sus padres desde la perspectiva de la alegría, la
tristeza, la ira, el asco y el miedo. Pero una película tan sobresaliente,
relevante y diferente merece una entrada aparte.