Mérito: Impunidad electoral, la familia Bélier, Torcuato Fernández Miranda, las reinas de los castings


Este lunes, proyectos y reuniones con clientes en Madrid.
De la prensa de ayer, me quedo con una serie de artículos jugosos en torno al mérito o la falta del mismo.
El maestro José Antonio Marina, en su columna de IDEAS, nos hablaba de la “Impunidad Electoral”. Dice, sobre la última encuesta del CIS, que “a la gente le gusta ser engañada. Solo así se explica que los gigantescos y proliferantes casos de corrupción no provoquen el rechazo electoral que merecen”. Es el voto cautivo. “Así se fragua la impunidad”. Porque con la misma papeleta se votan, citando al maestro, dos cosas muy diferentes: la ideología y el candidato. “Un programa puede ser estupendo, pero si quien debe ejecutarlo es un inepto o un corrupto, la bondad programática no sirve para nada”. Votar a personas de diferentes partidos, de las que no podamos fiar, de momento es “el sueño de una noche de verano… en primavera”. Ciertamente, José Antonio.
En el otro extremo del mérito, o de la falta del mismo, las directoras de casting Eva Leira y Yolanda Serrano. “Donde ponen el ojo ponen el Goya, o al menos una nominación”. Han descubierto para el cine a Dani Rovira, Alberto Ammann, María Valverde o Jesús Castro. Su secreto: “Buscamos una mirada, una luz, ese algo especial… Encontrar el personaje adecuado para cada película requiere intuición, pero luego hay mucho trabajo detrás”. Adecuación al perfil de Talento y Liderazgo Intuitivo, no hay otra. Las responsables de casting de ‘Ocho apellidos vascos’, ‘El Niño’ o ‘La isla mínima’ saben que actrices y actores llegan a sus oficinas llen@s de angustia, y se tienen que sentir como en casa para dar lo mejor de sí mism@s. “Lo más bonito es cuando brilla su particularidad”.
María Valverde salió de un casting de 3.000 chicas (“buscábamos una mirada que no se pudiera olvidar”), como Jesús Castro, que salió de entre 3.000 chicos y nunca había actuado (tuvieron que usar a un amigo suyo de gacho para que fuera a las pruebas). Con Alberto Ammann y Dani Rovira tuvieron que convencer a mucha gente “que no estaba por la labor” (y es que “Dani brillaba más que nadie”), lo mismo que Megan Montaner para ‘El secreto de Puente Viejo’.
“¿Cómo es decirle a alguien que no?”. Responde Yolanda: “Es como en la pareja. Cuando te deja un novio y le pides explicaciones. ¿Te apetece que te diga que la otra es más joven? En el fondo, no quieres saberlo”.
Votantes cautivos, buscadoras de talento… Un nuevo orden, sobre el que escribían Marta Ricart y Felip Vivanco en el Magazine de La Vanguardia. Es una transformación generacional. “Es el choque de lo nuevo frente a lo viejo”. Los nativos digitales son la avanzadilla de la nueva era. Del bipartidismo al multipartidismo, del orden del 78 a la nueva política. Los reformistas (baby boomers) y los niños de la autarquía (nacidos antes de los 60, protagonistas de la transición) dan paso a jóvenes que viven en un mundo, ya no líquido (Bauman) sino gaseoso. “Para mis padres, vivir bien supone tener casa, trabajo e ir tirando; para mí, las posesiones no son tan importantes como las experiencias vitales” (Patricia, universitaria y pianista, 21 años).
Anticipar el futuro, aprender del pasado. Juan Fernández-Miranda, sobrino-nieto de Torcuato Fernández-Miranda, nos desvela en una biografía a quien fue, como preceptor, consejero (¿coach?) del Rey Juan Carlos, el gran guionista de la Transición. Apasionante.
“Papá, si haces cosas tan importantes y tienes una relación tan especial con el Príncipe, ¿por qué no sales en los periódicos?”, le preguntó su hijo en los 70. “Si se supiese lo que estoy haciendo y mi relación con Don Juan Carlos, no podría hacer nada de lo que estoy haciendo”, le respondió.
A su lado, siempre Carmen Lozana, de quien se enamoró nada más verla y con quien tuvo 8 hijos. Licenciado en Derecho en Oviedo con Premio Extraordinario, vivió en Roma y Madrid. Fue el catedrático más joven de España. Exigente y puntual, siempre era accesible a sus alumnos. En 1951, Joaquin Ruiz-Gimñenez le nombró DG de Universidades y preceptor de un príncipe con 21 años. Lector empedernido, admiraba a Jovellanos y le encantaba el fútbol (era fan del Sporting). “Conseguía todo lo que se proponía, menos dejar de fumar”. En sus palabras, “se ha dicho que soy frío y distante, y no es verdad. Lo que pasa es que soy asturiano”. Cultivó con entusiasmo la universidad, la política, la familia. Murió en 1980, tras visitar Cambridge. 35 años después, su viuda recuerda: “Estuve muy enamorada de mi marido. No estuve: estoy”.
En Cine de Gestión, mi buen amigo Ignacio García de Leániz Caprile comenta ‘La familia Bélier’, espléndida película francesa. La relación entre Paula y su familia sordomuda (padre, madre y hermanos) le suena a metáfora de las relaciones entre línea y staff en las organizaciones. Y su compromiso por estudiar canto en París y dejar la granja de su familia, un ejemplo de conciliación. El 97’7% de las personas con contrato a tiempo parcial son mujeres, así como el 95’9% de las excedencias. El equilibrio de vida supone (según un estudio del IESE) mayor compromiso, mayor satisfacción en el trabajo, menor absentismo, menor stress y depresión, mayor bienestar y salud. “Superar las barreras de la comunicación depende de la actitud”.
Gracias, José Antonio, Iñaki, Marta y Felip por abrirnos los ojos sobre lo que está pasando, Eva y Yolanda por seleccionar talento y Juan por narrarnos el liderazgo de D. Torcuato. Es cuestión de tiempo que el mérito se imponga.