Domingo primaveral en toda España. Ayer estuve
leyendo un artículo de Pablo Ximénez de Sandoval desde Los Ángeles sobre la
televisión por internet que cambia el modelo de negocio de Hollywood. El
ejemplo de ‘House of Cards’ en Netflix (50 millones de clientes) ha
transformado la situación.
En ‘Del Capitalismo al Talentismo’ hablaba del
séptimo arte como ejemplo de la nueve relación entre el talento y la
organización. De la “cadena perpetua” (el empleo para toda la vida a cambio de
“obediencia y fe en el mando”) a la sucesión de proyectos ilusionantes,
poniendo en valor lo que un@ sabe, quiere y puede hacer.
Ahora hay unas 250 series en producción solo en
EEUU (más que nunca en la historia) y las mejores invierten una media de 3’5 M
$ por episodio. Una inversión muy rentable si el destino es el mundo entero y
se puede ver en cualquier lugar y a cualquier hora (como posiblemente sepas si
sigues este blog, un servidor es fan devoto de ‘Scandal’, ‘House of Cards’,
‘The Black List’, ‘Cómo defender a un asesino’ y ‘Asuntos de Estado’).
Rentabilidad… y calidad. En la última edición de los Globos de Oro, Amazon y
Netflix arrasaron. Mi admirado Kevin Spacey, protagonista y productor ejecutivo
de ‘House of Cards’, dijo en aquella gala que “lo que está pasando en la
televisión es increíble”. Y lo que queda por venir: PlayStation ya tiene su
primera serie de producción propia: ‘Powers’. La industria creció en 8.000
empleos (6’5% de crecimiento). En términos de demanda, hay espectadores que se
ven 8-10 episodios seguidos de la serie.
Unos ganan (los que aportan contenidos, valor
para el cliente) y otros pierden (los grandes estudios de toda la vida). Desde
2008, en Los Ángeles se han perdido 12.600 empleos en la industria del
espectáculo (10% del PIB local). Warner ha prescindido de 1.000 de sus 8.000
profesionales. Las últimas desvinculaciones en Paramount han sido de marketing,
finanzas, asesoría legal y RRHH. Entretanto, Netflix va a lanzar 50 series
exclusivas.
¿Qué está cambiando en la TV? Tipos como Kevin
Spacey, que valoran por encima de todo el proceso creativo y la libertad;
empresas como Netflix, Hulu o Amazon; y sobre todo el poder del cliente (ya no
preguntamos “¿qué ponen en la tele?” sino “¿qué me apetece ver?”).
Porque además Hollywood es “asquerosamente
machista”, en opinión de Kristen Stewart, Carey Mulligan y Cate Mulligan. En el
último episodio de ‘Dentro de Amy Schumer’ (http://mashable.com/2015/04/22/amy-schumer-last-day/),
Amy (estrella de la nueva película de Judd Apatow), Tina Fey, Patricia Arquette
y Julia Louis-Dreyfus celebran “el último día tirable” de esta última. A los
50, los medios deciden cuándo una estrella deja de ser sexy.
En #MakeItFear, se parodia con una canción tipo
“We are the world” que el 93% de las películas sean dirigidas por hombres; solo
el 80% de los congresistas, el 88% de los gobernadores, el 95% de los CEOs, el
97% de los directores creativos de las agencias. “Deberían ser el 100%”,
bromean ellas. “Las mujeres son el 60% de las universitarias, pero los hombres
solo cobran un 30% más”.
Además de bromear, las mujeres se están “poniendo
las pilas” en el mundo del cine. Meryl Streep apoya a “The Writer’s Lab”,
incubadora de talento para guionistas mujeres de menos de 40 años. Rose Byrne
financia “The Dollhouse Collective”, productora formada por mujeres.
Junto al sexismo, el edadismo. Sally Field pasó
en 6 años de vivir un romance con Tom Hanks (‘Punchline’, 1988) a “ser su madre
en la pantalla” (‘Forrest Gump’, 1994). Con 50 años, Robert Downey Jr. (Iron Man)
es el actor mejor pagado de la pantalla. Con uno menos, Diane Lane hace de
madre de Superhéroe en ‘El Hombre de Hierro’. Paul Ruud hace de ‘Ant Man’ a los
45 sin problemas y que Mónica Bellucci sea “Chica Bond” a los 50 ha generado
todo un debate. Gracias a Begoña Gómez
Urzáiz por abrirnos los ojos sobre esta “desigualdad en el Show Business”.
Atención al Liderazgo Inclusivo y la Responsabilidad Social de Género, también en
Hollywood.