El
día del libro y de la rosa, San Jorge, es uno de mis favoritos del año. Un día
que recuerda a Cervantes, en el que se lee el Quijote y se ha entregado el
Premio que lleva su nombre a Juan Goytisolo (Barcelona, 1931), que recuerda a
Shakespeare (hoy hemos hablado, en el coaching estratégico, de que el gran tema
shakespeariano es la traición). Un día de civilización, que se disfruta
especialmente en Barcelona (he tenido el placer de firmar libros en esta fecha en
años anteriores) y que he disfrutado muchísimo en La Rioja, con una compañía
muy sólida y solvente, que prevé duplicar su facturación en cuatro años. Mi
agradecimiento a su Director General, al Director de Recursos Humanos y a
nuestro compañero Jaime Guibelalde, excelente profesional y gran persona, con
el que da gusto formar equipo.
He
estado leyendo ‘The Resilience Dividend’ (El Dividendo de la Resiliencia) de
Judith Rodin. En portada, lo elogian Bill Clinton (que lo califica de
“inspirador”), el ex Secretario General de la ONU Kofi Annan, la periodista
Ariana Huffington y el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg. La Dra. Rodin
ha sido la primera Rectora de la Universidad de Pensilvania y dirige la
Fundación Rockefeller desde 2005.
El
planteamiento de la Resiliencia trasciende en esta obra lo que estamos
acostumbrados. Judith Rodin la define como “la capacidad de cualquier entidad
–un individuo, una comunidad, una organización, un sistema natural- para
prepararse para las disrupciones, recuperarse de los shocks y el estrés, y
adaptarse y crecer de las situaciones disruptivas”. Pone como ejemplo la
localidad de Medellín, en el pasado sinónimo de violencia y en 2013 considerada
la ciudad más innovadora del mundo.
La
Resiliencia tiene cinco características: ser resiliente es ser consciente
(“aware” en inglés), adaptativo, diverso, integrado y auto-regulado. Rodin nos
remite a la teoría de sistemas (la holística). Para desarrollar la Resiliencia,
tres R: “Readiness” (Estar preparad@), “Responsiveness” (Capacidad de
Respuesta) y “Revitalization” (Capacidad de revitalizarnos). La Resiliencia
trata sobre todo de aprendizaje y de experiencia vital, y de cohesión social.
Vivimos
en un mundo urbanizado (hablaba de ello en ‘Del Capitalismo al Talentismo’), de
incertidumbre en el clima. Para adelantarse a las amenazas, es conveniente
conocer la vulnerabilidad. Para la responsividad, la cohesión social es la
respuesta. Y la clave de bóveda de todo ello es el Liderazgo. Sí, lo marca la
diferencia en personas e instituciones.
Ya
en casa, después del viaje a La Rioja, he tenido la oportunidad de ver al
Sevilla frente al Zenith (¡Qué manera de sufrir!). Cuando más difícil lo tenía
(2-1, empatada la eliminatoria), una contra muy bien orquestada le ha llevado a
semifinales. Mi enhorabuena a Unai “Mentalidad Ganadora” Emery, un gran
entrenador al que adora el sevillismo y admiramos muchos.
Y
en La Noche 24h, Esperanza Aguirre. Un dominio de los medios muy raro en la
política española. Nunca deja indiferente a nadie, como deben hacer l@s líderes.
Como
contábamos Leonor Gallardo y un servidor en ‘Messi, Falcao y Cristiano Ronaldo’
(que pronto va a ser publicado también en polaco):
“Jorge de
Capadocia es el presunto nombre de un soldado romano que vivió entre el 275
d.C. y el año 303. La leyenda dice que fue guardia personal del emperador
Diocleciano (284-305). En el año 303, un edicto del emperador autorizó la
persecución de los cristianos por todo el Imperio. Como cristiano, Jorge se
negó a participar, y Diocleciano ordenó primero que lo torturaran para que
abandonara sus creencias religiosas –algo que no consiguió- y después que lo
decapitaran junto a las murallas de Nicomedia (actualmente Izmit, en Anatolia,
Turquía) el 23 de abril. La emperatriz Alejandra y una sacerdotisa pagana se
convirtieron a la fe de Jorge y se unieron a él en el martirio.
La leyenda
al parecer procede del siglo VI, y la fama del mártir Jorge data de esa misma
época. En Dióspolis (la actual Lod, en Israel) se creó un culto al soldado
durante el reinado de Constantino I (272-337), el emperador que legalizó la
religión cristiana en el año 313. En el 494, Jorge de Capadocia fue canonizado
por el papa Gelasio I.
La
historia de San Jorge y el dragón procede del siglo IX. Es el origen de todos
los cuentos de hadas, al menos en Occidente: Un dragón nace junto a una fuente
que surte de agua a una ciudad. Cada día, los habitantes de la ciudad deben
apartar cuidadosamente al dragón para poder tener agua, y realizar un
sacrificio humano en compensación. En cierta ocasión, la que va a ser
sacrificada es la princesa de la localidad. San Jorge aparece a caballo, lucha
con el dragón, lo mata y salva la ciudad. Agradecidos, los ciudadanos abandonan
a sus dioses paganos y se convierten al cristianismo. San Jorge viene a ser una
versión de San Miguel Arcágel, que está al frente de las tropas celestiales.
Jorge de
Capadocia se convirtió en protector de los cruzados durante la conquista de
Jerusalén (15 de julio de 1099). Es el patrón de Georgia, de la Corona de
Aragón (en su escudo vemos la cruz de San Jorge, así como en el primer emblema
de la Generalitat de Cataluña y en el escudo de Barcelona) y de Portugal. En
Inglaterra, Eduardo III (rey de 1327 a 1377) creó la orden de la Jarretera e
invocó a San Jorge como su santo patrono. También está San Jorge en el escudo
de la ciudad de Moscú y es el patrón de la orden de caballería del ejército
argentino. La Cruz de San Jorge es una bandera blanca que alarga sus brazos
hasta los extremos. En la segunda equipación de Portugal (la primera es el rojo
de los dragones), aparece una gran Cruz de San Jorge rojiverde, como símbolo de
la gloria lusa en la época de los descubrimientos.”
Es
el patrón de l@s guerreros, en un mundo Super-VUCA en el que l@s líderes son más
“marines” que nunca.