Por una circunstancia del día, he tenido la ocasión de recordar a José María Olazábal, el gran jugador de golf.
Esto me ha recordado nuestro libro (de Jorge
Carretero y un servidor) ‘Atrévete a motivarte’, en el que Olazábal comparte
con los lectores sus “trucos de motivacion”. En su caso, es una Capacidad de superación
encomiable. Este es el fragmento:
“José María
Olazábal (Txema, para sus amigos) es uno de los mejores golfistas de la
historia. Nacido en Fuenterrabía en 1966, como jugador aficionado ganó el
británico Amateur Championship a los 18 años. Tiene dos “chaquetas verdes”
(Masters de Augusta) por sus victorias en 1994 y 1999. Ha participado siete
veces en la Ryder Cup y ganado en cuatro de ellas con el combinado europeo
(1987, 1989, 1997 y 2006) formando junto a su mentor, Severiano Ballesteros, la
pareja de más éxito de la historia del torneo. Como capitán de la Ryder Cup
obtuvo en la edición de 2012 un gran éxito fruto de una remontada histórica,
que dedicó a Seve como inspirador. Ha obtenido 19 trofeos en el circuito
europeo, 5 en la PGA y 4 en otros continentes (en Japón, Hong-Kong y Dubai).
Miembro del World Golf of Fame desde 2009 y Premio Príncipe de Asturias del
Deporte en 2013 (el liderazgo es un tándem: Olazábal sucedió en este premio a
Iker Casillas y Xavi Hernández).
Olazábal ha
recibido el Príncipe de Asturias por el llamado “milagro de Medinah”, una épica
formidable. Para el jurado, presidido por Arantxa Sánchez Vicario: “Digno
sucesor del espíritu de Severiano Ballesteros, José María Olazábal ha
demostrado en su larga carrera un espíritu de superación encomiable, un talante
competitivo y unas cualidades humanas admiradas por todos”. Severiano obtuvo
este galardón en 1989; Olazábal es el segundo en conseguirlo.
“Es un orgullo
sobre todo por Severiano, por recibir el mismo premio que él. La relación que
tuvimos durante tantos años fue una auténtica maravilla. Ya me dijo que este
galardón es algo grande”, declaró el golfista guipuzcoano.
A mediados de los
90, Olazábal sufrió una artritis reumatoide que casi le lleva a la silla de
ruedas de por vida. Se repuso, ganó de nuevo el Masters de Augusta, y años
después tuvo otra grave dolencia, también reumática, que le apartó de los
campos de golf. Todo corazón, Nespresso le convirtió en “embajador de la marca”
por ser la viva imagen del sacrificio, la honestidad y la madurez. Olazábal ha
declarado: "Aquí no hay atajos. Se trata de trabajar duro y ganártelo. En
cuanto a la honestidad siempre he aprendido desde pequeño que hay unas reglas
en golf y hay que cumplirlas. Muchas veces jugamos solos o no hay nadie que nos
está mirando y alguien puede tener la tentación de mejorar la posición de la
bola u otras cosas. En ese sentido siempre he sido estricto y es lo que he
aplicado. Además, el respeto a los demás". Y añade: “El deporte me lo ha
dado todo. Me ha enseñado a apreciar las cosas de la vida y, por qué no,
también la fortuna de tener una vida más holgada. Pero lo que más amo es el
reto del propio deporte. Cada día es diferente. Cada vez que me pongo en el
'tee' del uno sé que es otro capítulo, que no sabes lo que va a ocurrir.”
En su capacidad de
superación, le gusta que sus caddies sean golfistas profesionales: “Me gustan
los 'caddies' que sepan jugar al golf. Que entiendan de golf. Que sepas lo que
estás diciendo. Es como tener la misma graduación en las gafas. Con Seve no
hacía falta que estuviésemos cinco minutos discutiendo sobre qué golpe pegar.
Era llegar a la bola y veíamos el mismo golpe.” Un diálogo provechoso.
Severiano
Ballesteros (1957-2011) publicó una autobiografía en 2008 en la que podemos
comprobar en su vida su fe, pasión y trabajo constante; rasgos que le convirtieron
en una leyenda del golf. Su discípulo y compañero de Ryder, José María
Olazábal, es también un ejemplo de esas virtudes, para el golf y para la vida.”
También he tenido la ocasión de conocer a un interesante emprendedor, Albert Pons i Segarra, que dejó la banca y se ha
dedicado a su gran pasión, los quesos, en Mas del Sisco, Girul
(Meranges) Girona. Ha recuperado
tipos que se habían perdido 20 o 40 años y ha fundado Formatges Vall de
Meranges. Ganó el tercer premio en la categoría de quesos singulares del
Concurso de Quesos Artesanos del Pirineo. Su especialidad es l’estringoll (de oveja,
pasta
blanda, corteza natural, maduración de un mes, aspereza fuerte,
vino Pinot
Blanc, Sauvignon Blanc o Cava Catalán).
El queso se fabrica con leche cruda de
ovejas de su propio rebaño, que esta formado por unas 350 ovejas, de varias
razas, entre ellas la xurra, la lacoune y la ovimed. El Mas del Cisco está
situado a 1.600 metros sobre el nivel del mar, rodeado de montañas, donde las
ovejas apacientan libremente mientras el clima lo permite, por los parajes
naturales ricos en hierbas aromáticas, que le dan a la leche una gran variedad
de matices que luego se trasmite al queso.
La coagulación del Estringoll es de
tipo ácida, es un queso con una corteza natural rugosa, de pasta blanda y
blanca, textura granulosa, algo yesosa en el centro. El sabor es intenso, ácido
lechoso y con un toque picante al final.
El queso madura un mes
aproximadamente, a esa edad ya es un queso con carácter y fuerte personalidad,
pero según Albert, si se deja madurar más, el queso puede llegar a licuarse en
su interior y adquiere un sabor muy fuerte, tan intenso que solo es apto para
los paladares más atrevidos. Es un queso estacional, que solo se elabora de
finales de septiembre a principios de abril.
Es exquisito, acompañado de frutos
secos tostados, y una rebanada de pan recién horneada.
Mi gratitud a emprendedores como Albert.