Esta mañana he estado en las nuevas oficinas
de Right Management y Experis en Barcelona, en la Diagonal 567. Una maravilla.
Además, están sobre el centro comercial L’Illa, donde se encuentra mi FNAC
favorita (de hecho, he comprado allí hoy el nuevo libro de John Carlin sobre
Óscar Pistorius).
Por la tarde, tras una reunión con un
cliente, he cogido el Ave a Zaragoza y de allí a Pamplona. Mañana tenemos
Coffee & Talent en la capital navarra.
De la web de The Huffington Post me han
gustado dos artículos cuyo contenido quiero compartir contigo.
El primero es sobre ‘Los siete hábitos de las
personas crónicamente infelices’ de la coach estadounidense Tamara Star.
Tamara parte de
las investigaciones de nuestra admirada Sonja Lyubomirsky y su regla del 40%
(el 40% de la felicidad es estrictamente voluntario; solo el 10% es externo y
el 50% es referencial –entornos felices). “A lo largo de los años, he aprendido
que hay ciertos rasgos y hábitos que caracterizan a las personas crónicamente
infelices”, explica la autora. Y añade: “Todos tenemos malos días, e incluso
semanas, en los que caemos en las siete casillas. La diferencia entre una vida
feliz e infeliz radica en la frecuencia y el tiempo que nos quedamos ahí.”
Desde su
experiencia, éstas son las conductas habituales de las personas crónicamente
infelices:
1. Piensan por
defecto que la vida es dura. Un@ elige entre el victimismo o el protagonismo. “La
perseverancia ante la resolución de problemas -en lugar de quejarse por las
circunstancias- es un síntoma de una persona feliz.”
2. Creen que no
se puede confiar en la mayoría de la gente. Las personas felices confían en las
demás. “Creen en la bondad de la gente; no consideran que todo el mundo tiene
intención de pillarlos. En general, la gente feliz se muestra abierta y
simpática con las personas que conocen y desarrollan un sentido de comunidad a
su alrededor.”
3. Se concentran
en lo que va mal, no en lo que va bien. Cuestión de foco: ponerlo en la queja o
en la iniciativa. “La gente feliz es consciente de los problemas del mundo,
pero equilibran su preocupación con el conocimiento de lo que va bien.” Tamara
lo llama “tener los dos ojos abiertos”. Es la perspectiva (los infelices son
cíclopes que que solo ven lo negativo).
4. Se comparan
con otros por envidia. “Una persona infeliz piensa que la buena suerte de los
demás les está robando la suya.” La envidia lleva a los celos y al
resentimiento.
5. Ansían
controlar su vida. “Existe una diferencia entre el control y las ansias de
conseguir nuestros objetivos. La gente feliz va dando pasos todos los días para
lograr sus objetivos, pero se dan cuenta de que al final, pocas cosas se pueden
controlar en lo que nos depara la vida”. La clave, ya sabes, en centrarnos en
los objetivos, a sabiendas de que habrá cambios en el camino.
6. Piensan en el
futuro con miedo y preocupación. “La gente infeliz tiene la cabeza llena de
pensamientos negativos y no da una oportunidad a lo que podría salir bien.” El
futuro es esperanzador o no, en función de nuestras expectativas. ¿Dejamos todo
el espacio para el miedo o conseguimos que lo ocupe el amor?
7. Siempre
hablan de cotilleos y quejas. “A las personas infelices les gusta vivir en el
pasado.” Añoranzas (y lamentaciones) o futuro; ésa es la diferencia.
Es una cuestión
de frecuencia. Gracias a Tamara y a Marina Velasco Serrano, traductora del
artículo original.
En la misma web,
Elena Santos se hace eco del libro ‘La vida según Sheldon’ de Toni de la Torre.
Se trata de Sheldon Cooper (interpretado por Jim Parsons), protagonista de ‘The
Bing Bang Theory’. Un científico muy inteligente, incapaz de mentir, de captar
las ironías, maniático, averso al cambio y a las reacciones sociales (en
realidad, sufre una variante del síndrome de Asperger). Para un servidor es el
claro ejemplo de “inteligencia fracasada”, frente a la “inteligencia
triunfante”, el buen uso de la inteligencia, que es como nos gusta definir el
talento.
Las ocho frases
características de Sheldon son:
1. “Penny, en
esta casa tú eres la peculiar” (frente a la mayoritaria necesidad de ser
“uniforme”, el valor de la diversidad).
2. “Yo no
adivino. Como científico, solo llego a conclusiones basándome en la observación
y en la experiencia” (el método lógico, inductivo).
3. Respondiendo
a Penny, que le ha dicho “Tú eres mi amigo y los amigos se hacen regalos” :
“Acepto tu premisa y rechazo tu conclusión” (socialmente, las conclusiones no
son tan obvias).
4. Sobre sus
amigos (que pueden ser un lastre): “Prefiero pensar que soy un estímulo para
ellos” (el punto de vista es determinante).
5. "La necesidad de encontrar a otro ser
humano con quien compartir la vida siempre me ha asombrado, quizá porque yo me
encuentro interesante sólo a mí mismo. Y dicho esto, os deseo que seáis muy
felices el uno con el otro, igual que yo lo soy conmigo mismo" (no hace
falta necesariamente supeditar tu felicidad a tener pareja).
6. A Amy, su chica: “¡Oh, porras! Hace dos años ni siquiera nos
conocíamos y ahora estoy en tu casa de noche. ¿Se puede ir más rápido?” (el
tiempo es relativo).
7. “Sólo existe un tipo de droga para expandir el cerebro que yo
admito: se llama escuela" (hay que aprender toda la vida).
8. A Penny, que llora porque se siente estúpida: “Eso no es motivo
para llorar. Uno llora porque está triste. Por ejemplo, yo lloro porque los
demás son estúpidos y eso me pone triste” (las emociones se pueden elegir).
No es que Sheldon,
no precisamente dotado para la inteligencia ejecutiva, deba ser nuestro modelo
de comportamiento (me gusta poner como ejemplo de su “inteligencia fracasada”
que a un miembro del Rectorado, afroamericana, de quien depende su promoción,
le regala el DVD de “Raíces” y le llama “hermana”). En cualquier caso, nos hace
pensar sobre lo valioso que es combinar lo que Kahneman llama “pensar despacio”
con el otro nivel de inteligencia, “pensar rápido”.
Mi gratitud a
Toni, a Elena y a l@s guionistas de ‘The Bing Bang Theory’