Me gusta analizar el Informe
de Competitividad Global (Global Competitiveness Report) que suele publicar el
World Economic Forum por estas fechas (www.weforum.org)
Para el periodo 2013-2014,
España se sitúa en el puesto nº 35 en Competitividad y Productividad, uno más
que el año pasado y el anterior. Los diez primeros son Suiza, Singapur,
Finlandia, Alemania, Estados Unidos, Suecia, Hong Kong, Holanda, Japón y el Reino
Unido.
España es el primer país del
mundo en inflación, el 5º en infraestructuras ferroviarias, el 4º en Escuelas
de negocios, el 11º en científicos e ingenieros, 18º en calidad de la policía,
36º en marketing, 47º en las políticas antimonopolios, 50º en I+D, 57º en
Innovación, 62º en orientación al cliente, 91º en exportaciones como % del PIB,
97º en formación del personal, 105º en tiempo para montar un negocio, 107º en
relaciones entre capital y trabajo, 123º en prácticas de selección y
desvinculación, 127º en sistema financiera, 131º en flexibilidad salarial, 132º
en compensación ligada a productividad,
Y lo que es especialmente
importante: nuestro país es el 51º en Calidad Directiva (reliance on
professional management). Una caída de ocho puestos en el último año. Los 27º
en 2008-2009, los 28º en 2009-2010, los 35º en 2010-2011, los 45º en 2011-2012
y los 43º en 2012-2013.
¿Quiénes son los mejores
países en Calidad Directiva? El Top Ten lo conforman Nueva Zelanda, Finlandia,
Noruega, Suecia, Holanda, Dinamarca, Suiza, Singapur, Reino Unido y Canadá. En
la Unión Europea, Irlanda es 13ª en Calidad Directiva, Alemania la 19ª, Bélgica
la 20ª, Austria la 22ª, Islandia la 24ª, Estonia la 26ª, Francia la 37ª, Grecia
la 101ª, Rusia la 105ª, Italia la 121ª. En el mundo ibérico, Chile es la 36ª,
Perú la 45ª, Venezuela la 59ª, Argentina la 63ª, Colombia la 69ª, Portugal la
73ª, Guatemala 74ª, México la 76ª, Ecuador la 83ª, Bolivia la 106ª, Panamá la
109ª, República Dominicana la 115ª, Paraguay la 132ª.
Los factores que en mayor
grado dificultan la forma de hacer negocios en España son el acceso a la
financiación, la burocracia gubernamental, la legislación laboral, los
impuestos y la falta de capacidad innovadora.
Entre escándalos de
corrupción, candidaturas olímpicas y otras cortinas de humo, se nos ha pasado
el Informe de la Competitividad. Y no digamos el tema de la Calidad Directiva,
que es deplorable. Si no somos conscientes de las oportunidades de mejora,
¿cómo vamos a avanzar en un asunto tan importante?
Mi gratitud a l@s directiv@s
que tienen calidad de verdad, que lideran a sus equipos, que desarrollan el
talento de sus colaboradores, que inspiran a los demás. Esa minoría paretiana
(no llega al 20%) frente a la mayoría de jefes tóxicos que generan climas
laborales irrespirables, con efectos muy nocivos sobre la productividad, la
orientación al cliente y los resultados de negocio. Bajar ocho escalones en un solo año en Calidad
Directiva es un dato terrible.