He disfrutado
mucho del Taller de Gestión del talento hoy con los directivos del IESS
(Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), una institución comprometida con
la calidad a través de la norma ISO 9001.
Me gusta
comprobar que en Ecuador, con todas las dificultades que el país tiene, la
gente ríe con mucha frecuencia. La alegría es lo más común por aquí, y se
agradece mucho. Mi gratitud al equipo de Byron en el IESSS y a nuestros
compañeros de Global Training, que tan fácil me ponen las cosas por aquí.
En el vuelo de
ayer estuve leyendo el último libro de Xavier Guix, QUERER ES PODER. La fuerza de
la voluntad puede entrenarse. Como dice nuestro buen amigo Álex Rovira, un
libro “necesario, lúcido y con el don de inspirar y transformar”.
Un texto
estructurado a partir de seis reflexiones:
1. La voluntad
está en la mente y en el cuerpo, y puede entrenarse. Tenemos que centrarnos en
lo que queremos y no en lo que tememos, no confundir las partes con el todo,
reforzar las redes afectivas y reinventarnos. Citando a Clark Leonard Hull,
Xavier nos muestra la tríada “necesidad, valor, expectativa” que conduce a una
mayor o menor motivación. Sí, la fuerza de voluntad no es un modo virtuoso de
pensar, sino una respuesta cuerpo-mente.
2. ¿Esfuerzo o perseverancia
entusiasta? “Retener, reprimir, aguantar, cortar, inhibir nuestros estados
emocionales es lo mismo que aumentar toxicidad”. Hay hábitos mentales
negativos, como escondernos tras una máscara, la vergüenza, resistirse a la
vulnerabilidad, amar como hacerse cargo, amar a quien no nos ama, ser buenos
como ser obedientes o la indefinición. Locus de control interno o externo.
Actitudes positivas como el entusiasmo, la confianza, el coraje, la actitud
generativa, el equilibrio y la nobleza. “La conducta disciplinada no es más que
el camino que elegimos para alcanzar nuestro destino”. La paideia griega
incluye la areté (virtud) y la belleza como la imagen anhelada del ideal; la
diké (la justicia) y no la hybris (el exceso).
3. La
autodisciplina es la madre de todos los éxitos. Responsabilidad, madurez
(equilibrio entre impulsividad y control), demora autoimpuesta de la
gratificación. Control de nuestra energía (salud, vitalidad) de nuestra
inteligencia (paz mental) y de la armonía (amor). Conciencia emocional (saber
lo que siento y por qué), objetivos y metaobjetivos (el sentido de nuestros
objetivos). El temperamento como nivel de activación (arousal) y adaptación al
medio.
4. Dios nos
libre del cesto de las manzanas podridas. “Indefensión aprendida” (Seligman,
Maier), en un experimento muy interesante: www.youtube.com/watch?v=OtB6RTJVqPM
Son las consecuencias aversivas independientemente del comportamiento. Grandes
expectativas (de eficacia, de resultado), grandes fracasos. Trampas menores de
la mente: postergación, dudas/confusión, miedo al fracaso, “si no fuera por”,
demasiados compromisos, cansancio, distracciones, irritación.
5. Si alguien
puede hacerlo, todos podemos. La conducta motivada: metas personales,
relacionales y de la tarea. Las motivaciones actuales son el desarrollo
personal, el deseo de aprender, el sentido altruista de la existencia, la
influencia social y el bienestar subjetivo.
6. Yes we can!
El placer como voluntad: hay placeres naturales y no naturales, necesarios y no
necesarios (Epicuro). “Para ascender por la belleza de las formas hacia la
Belleza sin forma que se identifica con la Verdad y el Bien, es necesario un
difícil aprendizaje en el que ética, estética y espiritualidad deben trabajar
juntas en la transformación de las pulsiones primarias” (Xavier Melloni). Libre
albedrío y valores como “la voluntad buena”.
Xavier Guix
acaba el libro con una preciosa historia, El
hombre de la lluvia. “Yo mismo me puse en orden. Cuando yo estuve en orden,
vosotros también os pusisteis en orden, y cuando ya estuvisteis en orden, también
la naturaleza se puso en orden”.
Gracias,
Xavier, por enseñarnos tanto en este libro.
Ayer por la
tarde, el Dios de la lluvia lloró sobre Quito con unos rayos y truenos como
pocas veces había visto. Se ve que la naturaleza necesitaba ponerse en orden.