Iberoamérica, en punta de lanza de los programas sociales


Una semana extraordinaria en Ecuador, realmente intensa (ocho talleres, varias conversaciones ministeriales, dos procesos de coaching, 44 perfiles de puestos de trabajo –descripción de funciones y competencias- para unos 250 profesionales, media docena de reuniones internas para futuros proyectos). Y la sensación de descubrir un maravilloso país que ama a la vida y que está avanzando.
En la revista América Economía (www.americaeconomia.com) he leído varios artículos interesantes. Uno, sobre los CCT (conditional cash transfers), programas de transferencia condicionada de dinero que se crearon en México y Brasil a mediados de los 90: dar a familias sin recursos una pequeña cantidad de dinero mensual a cambio de mostrar ciertas conductas deseables en sanidad y educación, como vacunarse o enviar a los hijos a la escuela. Brasil destinó a los CCT 11.000 millones de dólares (para 52 millones de personas) en 2012. El CCT mexicano, denominado Oportunidades, beneficia a 27 millones de personas (un 25% de la población). El 57% de los bolivianos y el 42% de los ecuatorianos reciben dinero de los CCT. Según un estudio del Banco Mundial, la pobreza en la región se ha reducido del 41% de la población en el 2000 al 28% en 2010. Una gran noticia, pero no es suficiente.
Los CCT redujeron en un 20% la desigualdad de ingresos en los hogares brasileños en la última década. Son “un medio efectivo de promover la acumulación de capital humano en los hogares pobres” (eufemismo del Banco Mundial para referirse a las oportunidades de desarrollar su talento en las familias sin recursos), “y muestran clara evidencia de éxito en cuanto a aumentar la tasa de inscripción escolar, mejorar la atención de salud preventiva y elevar el consumo en el hogar”.
En 2007, The Economist se refirió a los CCT (hoy presentes además en 12 países africanos y asiáticos) como “la única idea económica que ha surgido de américa Latina”. Sin comentarios.
Ejemplos de CCT: la asignación universal por hijo en Argentina (1’8 M de familias y 3’8 M de niños y adolescentes; 68 M $ mensuales), la Bolsa Familia en Brasil (14 M de familias), las Familias en Acción en Colombia (2’3 M familias), el Bono de Desarrollo Humano en Ecuador (unas 2 M de personas), Oportunidades en México (30 M de personas), Juntos en Perú (550.000 familias), Chile Solidario (330.000 familias).
En la misma revista, un especial sobre Talento Humano con políticas de fidelización del talento, con las experiencias de Pronaca (7.454 profesionales), GPF (4.960 empleados), Unilever Ecuador (819 personas), Citi, Sony Ecuador, Diners Club Ecuador (1.276 colaboradores), Microsoft o Yanbal. Un reportaje sobre “la trampa del crecimiento” de Brasil, Chile, Argentina, Perú, México y Colombia: no hay exportación de alto valor añadido (son manufacturas de tecnología baja o media). Y un artículo muy interesante de Susan Kaufman Purcell, del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami: Lucha de gigantes. Brasil ha crecido al 7’5% en 2010, merced a la demanda china. En 2011 creció un 2’7% y en 2012, apenas un 0’95%. Por el contrario, el sector manufacturero mexicano es competitivo con el chino. El desarrollo de Brasil “depende fuertemente de la exportación de materias primas y utiliza subsidios, aranceles y derechos de importación para proteger sus industrias no competitivas y mantener sus puestos de trabajo. Su crecimiento es también muy dependiente del consumo doméstico financiado a través del crédito, lo que ha dado lugar a altas tasas de morosidad”. Burocracia gubernamental costosa, alta presión fiscal, sistemas caros de pensiones. Susan Kaufman considera que la economía brasileña se ha convertido en menos competitiva que la de México, que ha abierto su economía a la inversión extranjera y la competencia. Brasil es parte del Mercosur (proteccionista) y México, de la Alianza del Pacífico (Chile, Perú y Colombia, con un PIB conjunto de más de 2 billones de dólares).
De ahí infiere la profesora Kaufman que “la historia puede estar una vez más en el lado del comercio libre que del capitalismo de Estado”. Un broche final a la estadounidense. Me parece que, por el contrario, Brasil puede estar alimentando una burbuja y México haciendo las reformas pertinentes (en educación, infraestructuras, energía).
Ese comercio libre, ese capitalismo trasnochado, me temo que es una añoranza. “Uno es viejo cuando sus añoranzas superan a sus sueños” (John Barrymore).
Mi agradecimiento a los centenares de ecuatorianos con los que he tenido el gusto, el honor y el privilegio de trabajar estos siete días. Espero volver el mes que viene.