El Optimismo en una Nueva época


Jornada de Desarrollo del Liderazgo este sábado en DBS con los profesionales de Airbus. Hemos comenzado anañizando siete noticias de las últimas horas: la rueda de prensa de la alcaldesa de Madrid por la tragedia del Madrid Arena, Obama tras el huracán Sandy, el debate de Mourinho sobre la cantera del Real Madrid, la negativa del alcalde de Nueva York Michael Bloomberg de celebrar la maratón mañana domingo, las elecciones para gobernadores en Venezuela (con Capriles como candidato a la reelección en el estado de Miranda), Amancio Ortega como tercera fortuna del planeta superando a Warren Buffett y la imagen del empresariado chino (el Fórum 2012 en ESADE).
Además, hemos trabajado la Confianza como cuenta corriente emocional (Stephen Covey), las Reglas de Compromiso, el Optimismo, el Diversigrama, las seis claves para triunfar en el Talentismo y  especialmente la Felicidad.
Antes de trabajar el Optimismo, hemos visto juntos el vídeo de RSA a propósito de las tesis de la periodista Bárbara Ehrenreich en su libro Sonríe o muere (Smile or die). Hablé del libro en este blog el 20 de marzo de 2011 El vídeo en cuestión, en inglés con subtítulos en castellano, puede verse en www.youtube.com/watch?v=CVMBljP80-4 La señora Enhreinreich, en su crítica a la psicología positiva, es muy astuta: confunde actitud como complemento a la aptitud y como sustitutivo de ésta (la aptitud, los conocimientos y habilidades, es condición necesaria, imprescindible), mezcla al líder con el “cheerleader” (animador) y con la excusa del “optimismo” carga contra la ingenuidad, la falta de pensamiento crítico (en el gabinete de W. Bush, Wall Street y en la antigua Unión Soviética) y la pseudociencia (tipo El secreto). En cualquier caso, este vídeo nos puede abrir los ojos sobre los excesos, también en la positividad.
Recordemos que el Optimismo, científicamente hablando, es un estilo explicativo de la realidad. Se analiza, se gestiona, se desarrolla. Las personas optimistas viven por término medio doce años más que las pesimistas. Más felicidad, mejor rendimiento, mayor salud… No es cosa de broma.
Mi agradecimiento a Miriam de DBS y a los excelentes profesionales de Airbus que están poniendo la carne en el asador para sacar el mayor partido de este ambicioso programa de desarrollo directivo.

He estado leyendo Una nueva época. Los grandes retos del siglo XXI, de Emilio Ontiveros y Mauro F. Guillén. Considero a Emilio Ontiveros (que fue mi profesor de Economía de la Empresa en tercero de carrera, allá por 1983-1984) uno de mis mayores maestros. El Dr. Mauro Guillén es Director del Lauder Institute de la Universidad de Pensilvania y el catedrático de Wharton (la primera escuela de negocios de EE UU).
Para los autores, la nueva época combina complejidad (muchas variables) con incertidumbre. “Sabemos cómo tratar el riesgo: podemos medirlo, prepararnos para afrontarlo y anticipar las consecuencias. Pero la incertidumbre es una situación en la que no entendemos las variables que intervienen y carecemos de los instrumentos para cuantificarlas. Es difícil de captar o comprender. El auge de las sociedades de redes global ha generado muchos tipos diferentes de incertidumbres. No estamos seguros de cuáles serán las consecuencias de las sequías, de la disminución de las tasas de fertilidad o de las conmociones políticas. Simplemente tenemos poca idea. El siglo XXI es el siglo de la complejidad combinada con incertidumbre”. Estoy de acuerdo. En mi libro Del Capitalismo al Talentismo, que estará en librerías en 10 días, modestamente defino la nueva época como conceptual, conductual y de la generosidad.
Para mis admirados Ontiveros y Guillén, los siete grandes cambios de la nueva época son: Una economía global desequilibrada (las economías emergentes son más de la mitad de la economía mundial y dos tercios de las reservas de divisas), la irrupción de multinacionales de mercados emergentes (en 2010, estas multinacionales eran el 25% de las Top 500 y el 41% de los flujos de inversión extranjera), la nueva demografía (varios países han invertido sus pirámides de edad), los estados fallidos (por primera vez desde la II Guerra Mundial hay más países afectados por la fragilidad del Estado –como Rusia, Bolivia, Venezuela, Nigeria o Pakistán-que gobernados por dictadores), un mundo dispar: desigualdad y pobreza), la búsqueda de la sostenibilidad (el cambio climático será irreversible en algún momento; en 2030 los precios de los alimentos serán el doble que en 2011 y la mitad de la población carecerá gravemente de agua), las potencias mundiales (India será la más poblada y China la más productiva). El libro ofrece un cuadro impresionante con los cuatro engranajes institucionales (el mercado laboral, el sistema de representación política, el aparato del Estado y el sistema institucional de estados) que modelarán las dinámicas globales: digno de estudio.
No por casualidad, muchos de los temas que un servidor trata en Del Capitalismo al Talentismo están presentes en Una nueva época. La sociedad dual, el papel de China, la política, las ciudades, la globalización… Por ello, me ha encantado su punto de vista. Además, un servidor se ha permitido hablar del talento, los indignados comprometidos, la banca del crédito al descrédito o la supuesta juventocracia. Esta sintonía me hace sentir que ambos textos van en la buena dirección.  
Los autores nos recuerdan que “China e India educan a más de 700.000 ingenieros al año” y que “en poco más de una década, China ha pasado de no invertir prácticamente nada en I+D a ser el segundo inversor mundial.” Cómo ha cambiado el cuento.
Bienvenidos a la nueva época. Una fascinante época para el talento, la educación, los buenos proyectos, los equipos, el capital organizativo. Jefes tiranos y capitalistas avariciosos, abstenerse.