¡Qué bien lo he pasado en el Programa de Coaching en el Entorno Laboral
de la Universitat de Barcelona! Un día magnífico tanto el de hoy como el de
ayer; los alumnos, muy atentos (en las dos acepciones de la palabra) y la
dinámica muy enriquecedora. Muchas gracias a Syra, Gemma, José María, César,
Consuelo J., Consuelo F., Núria P., Salut, Francesc, Núria R., Óscar S.,
Esther, Elena S., Inma, Óscar B., Vicki, Jaime, Elena G., Alberto, María, Luis
M. e Ivanna por vuestro enorme interés y vuestra exquisita disposición. Y sobre
todo a la profesora Meritxell Obiols, artífice y coordinadora del programa. Su libro Emoción y conflicto es de
lectura obligada para todos aquellos a quienes nos interesa la inteligencia
emocional.
AVE Barcelona-Madrid de las 3 de la tarde de este sábado. Reconozco que, dentro de mi “vicio” de
leer, y en especial de leer libros de dirección empresarial y liderazgo, he
devorado casi todos los textos referidos a la crisis. Pensaba que ya no me
podían sorprender en esto, y sin embargo esta semana he leído un par de libros
que me lo han hecho y que me han gustado mucho.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008 y Príncipe de Asturias de
Ciencias Sociales 2004, ha publicado ¡Acabad ya con esta crisis! (End this
Depression now). No es una recopilación de sus artículos, como cabría esperar
(profesor en Princeton, escribe una columna en The New York Times desde
2000). Por el contrario, es una reflexión fresca y lúcida de lo que está
pasando y de cómo salir de ésta. Se la dedica “a los que están en paro, que
merecen algo mejor”. Sin duda.
Krugman lo deja muy claro: “Este libro intenta romper con el predominio
de este saber convencional tan destructivo y defiende la necesidad de adoptar
políticas expansivas y de creación de empleo”. Parte del 15 de marzo de 2009,
cuando Ben Bernake (presidente de la Reserva Federal) habló en un programa de
TV de “brotes verdes”, como el personaje del jardinero que interpretaba Peter
Sellers en la película Bienvenido Mr. Chance. “Por desgracia, no todo iba bien en el jardín
y el crecimiento prometido no llegó nunca”. El desempleo genera vidas
arruinadas: “Pierda un trabajo en esta economía y le resultará muy difícil
encontrar otro; pase desempleado un tiempo largo y le considerarán una persona
inempleable”. Para Krugman, la economía de EE UU, que crecía al 2’5% anual,
ahora está un 7% por debajo de su potencial. No es un misterio: la inversión es
baja porque las empresas no están vendiendo lo que deberían.
¿Y qué decir de Europa? La mayor parte de los países han creado una
moneda común sin haber fomentado la unión política y social sin fomentar la
cohesión política y social que una moneda común exige. Vaya error mayúsculo.
¿Entonces? “Disponemos tanto del saber como de los instrumentos precisos para
poner fin a este sufrimiento. Solo que no lo estamos haciendo”. Un ejemplo de
falta de Liderazgo.
Claridad de ideas y voluntad. “Todo es cuestión de la demanda”, explica
Krugman. Economía de la depresión (un círculo vicioso), trampa de la liquidez. Y
hasta que la “mano de obra” no tenga mayor flexibilidad y mayor capacitación
(formación, desarrollo del talento) tenemos un serio problema.
La Economía del Espejo. No tendremos mayores ingresos hasta que nos
gastemos más (“la paradoja del ahorro”). Eurodämmerung: el crepúsculo
del euro. Krugman nos recuerda que la implantación de la moneda única supuso un
alza de precios (el coste de la mano de obra subió un 35% en el sur de Europa y
sólo un 9% en Alemania en la década siguiente) y así su industria –la nuestra-
dejó de ser competitiva. Fastuoso. Y la burbuja estalló: los tipos de interés
de la deuda española multiplican por 2’5 las alemanas, y las irlandesas han
llegado a cuadriplicarlas. “El gran engaño europeo es la creencia de que la
crisis se debe ante todo a la irresponsabilidad fiscal”. El problema esencial
de Europa es que no es un conglomerado, sino una colección de países con sus
presupuestos, sus mercados laborales pero sin sus monedas.
Y Krugman pone como ejemplo a España: “recibió flujos de dinero que
alimentaron una enorme burbuja inmobiliaria y provocaron un enorme aumento de
sueldos y precios en relación con las economías del centro de Europa”. Para
reajustar precios y salarios, una posibilidad sería la inflación en las
economías de los países centrales; pero Alemania siente pánico por la inflación
(el recuerdo de la república de Weimar y el nazismo). Lo que le queda a España
es la “devaluación interna”, a base de mucho desempleo y de bajar salarios con
sueldos casi rígidos. Como “en España no hay moneda propia, para ajustar el
nivel de costes, España y otros países tendrán que atravesar un largo periodo
de tiempo con tasas de desempleo elevadísimas, lo suficientemente altas como
para que vayan forzando una muy lenta reducción salarial”. Más claro, el agua.
Y además, “España se enfrenta a un riesgo del que Gran Bretaña está
libre: la congelación de la liquidez”. Esto quiere decir que si no refinancian
la deuda, hay riesgo de impago.
Desde principios de 2011, los países del euro afrontan costes de
préstamo más elevados que otros países (UK, Suecia, Dinamrca).
Para el Premio Nobel, muchos dirigentes europeos “helenizaron” el
cuento (la irresponsabilidad fiscal), cuando eso no ocurrió más que en Grecia.
Y “en 2010, buena parte de la élite que determina las políticas a ambos lados
del Atlántico se enamoró perdidamente de una serie de falacias sobre la deuda,
la inflación y el crecimiento”. Se volvieron “austeríacos” (histéricos de la
austeridad), por miedo. Cayeron en “el hada de la confianza” (pensar que
reducir el gasto público incrementaría la demanda).
¿Qué haría falta? Como “las deficiencias principales de la sociedad
económica son su incapacidad para proporcionar pleno empleo y su arbitraria y
desigual distribución de la riqueza y los ingresos” (así lo decía Keynes en
1936 y así lo cree Krugman en 2012), lo que se debería hacer es “gastar ahora y
pagar más adelante”. El autor propone dar un giro radical a las políticas de
intervención: en lugar de recortar gastos, crear empleo.
Estoy de acuerdo; el asunto es que en esta nueva era el empleo no
debería subvencionarse (ni en las organizaciones públicas ni en las privadas),
sino “ganarse”: empleabilidad. España, toda Europa, Occidente en suma debería
apostar por la educación, por el desarrollo del talento, como base de la
innovación, la productividad y la competitividad. En el tiempo en el que
nuestros conciudadanos se dedican a lamentarse y no a aprender, nos vamos
quedando más atrás.
Juan Ignacio Crespo, estadístico, periodista, profesor universitario,
ex directivo de Telefónica, Caja Duero y Thomson Reuters, ex consejero de Caja
Madrid y e Banco Hipotecario, ha escrito Las dos próximas recesiones. Antes
de 2020, primero inflación (2013-2014) y después deflación (2016-2017).
Prolongan el texto el ministro Luis de Guindos y el periodista Iñaki Gabilondo, y Crespo nos lleva por
esta “Terra Incognita”: una crisis que se prolongará de diez a doce años.
Depresión en la construcción, en la banca y, sí, en las nuevas tecnologías (en
los tres casos, se van a mover a un 35% por debajo del nivel de 2007). El tren
de la prosperidad arrancará de nuevo dentro de seis años.
Juan Ignacio Crespo considera que la fase aguda de la crisis en los
países emergentes está por llegar: Brasil es una burbuja a punto de estallar
(es “un accidente a punto de producirse”; el real se ha apreciado fuertemente
frente al dólar), la economía mundial no cabe en el balance del Banco central
chino (China ha acumulado un tercio de las reservas mundiales de oro y divisas;
“el día del juicio se acerca poco a poco para China”), habrá conflictos
regionales (China e India, por ejemplo)… Y lo de las Cajas: “para cuando
termine el proceso (60.000 millones de euros de pérdidas), se habrá malogrado
el 50% del patrimonio neto que tenían las Cajas cuando comenzó la crisis”. El
6% del PIB español , el 3’5% de la riqueza de las familias. Impresionante.
Pero nada, pelillos a la mar. “Cualquier solución para crear empleo
masivo pasa por generar puestos de trabajo de baja cualificación. La
cualificación elevada, los incrementos de productividad y los trabajos con
futuro pasan por industrias y servicios que no crean mucha cualificación”. A
partir de 2019, los bancos habrán recompuesto los balances, habrá una oleada de
consumo desde China que estimulará la demanda y habrá una agencia que emitirá
deuda en la eurozona.
A Juan Ignacio Crespo le gustaría que nuestro modelo fuera el de la
apuesta por el talento, como el de Israel. Es poco probable, pero sería
hermoso. Aunque parezca lo contrario, Juan Ignacio es optimista, porque afronta la realidad y propone cómo aprovechar las oportunidades.
Entretanto, la inflación en Alemania en abril de 2012 registra un interanual
del 2’1% (la energía subió un 5’8%) y en España de dos décimas en el mes, del
1’4% desde marzo (la electricidad ha subido el 9’4%) y, tras seis meses de
descensos, se sitúa en una posición alcista (tasa interanual del 2’1%). Es el
alza mensual más elevada de los últimos cinco años, desde abril de 2007. La primera recesión, la de la inflación,
comienza a estar servida.