El coaching, en 59 segundos


Regreso de Zaragoza a las 7.45 de la mañana. A las 9.15, en Madrid. Paseo con Zoe por la Gran Vía, Callao… Y comida en casa de mis padres (unas deliciosas lentejas). En fin, un sábado de descanso y afectos familiares.
         He estado leyendo 59 segundos, del catedrático de psicología Richard Wiseman (gracias, Javier, por el regalo). Richard habla de una amiga, Sophie, una treintañera consultora de gestión, a la que quería darle un consejo. Ella le dijo que tenía “un minuto, más o menos”. Pues 59 segundos. El libro expone los mitos de la autoayuda que no están comprobados y lo que realmente resulta eficaz, dividido en diez partes. Un análisis y compendio de cientos, si no miles, de investigaciones, con la forma de escribir tan simpática de Wiseman. Un excelente libro.
He pensado que, ya que el autor nos aporta (en 59 segundos) tantas claves, qué tienen que ver éstas con el coaching. ¿O va el coaching, como proceso de acompañamiento para el desarrollo, por un lado y la ciencia del cambio por otro? Vayamos por partes.
1. Felicidad. Lo que funciona es la gratitud, pensar en experiencias maravillosas, escribir sobre la vida (deseable) en el futuro, pensar en alguien querido y revivir situaciones que nos hacen sentir bien. En el coaching (al menos, en el coaching estratégico, como especialidad del coaching ejecutivo) es esencial mostrar reconocimiento y agradecimiento, sin duda escribir (los objetivos, el plan de acción, los pasos dados), revivir buenos recuerdos y contar con afecto. Hay que “actuar como una persona feliz” (sonreír, una buena postura, comportarse adecuadamente), como proponemos en el coaching. Wiseman dice que “la felicidad es un lápiz”; y un cuadernillo (de coaching) y un diálogo enriquecedor, podemos añadir.
2. Persuasión. La simpatía es más importante que los logros académicos; se deben comentar los puntos débiles (las oportunidades de mejora, decimos en coaching) a mitad del diálogo, no al final; no reaccionar en exceso. Wiseman habla del “efecto Franklin”: “Caerás mejor a alguien si dejas que te haga un favor” y de la falibidad: “Meter la pata de vez en cuando te hace ser más simpático”. Todo ello importa, y mucho, en el coaching y lo dota de eficaz.
3. Motivación. Además de visualizar, se debe crear un plan detallado, con sus ventajas, y hacerlo público. ¿Es o no es eso coaching? El 24% de los ciudadanos son “procrastinadores crónicos” (lo dejan todo para más adelante). En el coaching, posponerlo no vale.
4. Creatividad. Escuchar al tipo reservado, sacar al gorila que llevas dentro (preparación, perspectiva, play –juego- y percepción). Como nota “no relativa al coaching”, Wiseman propone tener plantas y flores en el despacho para ser más creativo (el coaching con flora funciona mejor).
5. Atracción. No todo puede ser buenismo (exigencia), el poder del tacto (tocar la parte superior del brazo), compartir situaciones estresantes… Todo ello ocurre en el coaching.
6. Estrés. Mantener una relación de actividades, de “ejercicios invisibles”.
7. Relaciones. Wiseman nos habla de Gottman, de evaluar la relación, de los lazos afectivos. “Las parejas que llevan mucho tiempo juntas sentirán más atracción mutua si realizan de manera regular actividades que les resulten novedosas y emocionantes, y que supongan trabajar juntos para lograr un objetivo”.
8. Toma de decisiones. No somos “criaturas racionales” del todo. Para las decisiones sencillas, es mejor centrarse en lo consciente; para las complejas, mejor aprovechar el inconsciente. Decidir cuánto tardaremos (marcarse plazos, fechas) es clave en el coaching.
9. Hijos. Siguiendo a Carol Dweck, es mejor fijarse en el esfuerzo, en la concentración y en la forma de organizarse (como hacemos los coaches con los pupilos). Es “la ciencia secreta de la autodisciplina”, evitando las amenazas.
10. Personalidad. Los “cinco grandes” (apertura a la experiencia, ser concienzudo, extraversión, agradabilidad, neuroticismo). Wiseman comenta que hay que clarificar el legado.

La lectura de 59 segundos me ha reafirmado, si cabe, en la importancia del coaching para lograr cambios profundos y duraderos.

Con Zoe he estado viendo la final de la Champions por televisión. Un encuentro aburrido que nos ha recordado que deberían haber estado allí el Real Madrid y el FC Barcelona. 1-1 y penalties. El Bayern había ganado en las cuatro ocasiones anteriores (debe ser por la perseverancia germánica, por la ejecución por encima de las emociones). El Chelsea había perdido en sus dos anteriores. En este caso, se ha impuesto el equipo inglés (con tres españoles: Juan Mata, Fernando Torres y Oriol Romeu). Lo lamento por Winni Schindler, que ayer se manifestó seguidor del Bayern y me alegro por los amigos londinenses. Nunca el anfitrión se ha impuesto en la final de la Champions.

Y la gran alegría del día: el ascenso a Preferente del SBB Mutrikuarrak, que hoy se ha impuesto 0-1 a domicilio al Gure Txokoa en el campo de Martzala en Bera. El SBB Mutrikuarrak ha conseguido 18 puntos en los últimos seis partidos, pleno total, mis felicitaciones al equipo de Ulazia, excelente entrenador. El fútbol en estado puro, la alegría desbordante.