Mielina

Jornada entre Asturias y Madrid. Por la mañana, dos sesiones de coaching con altos directivos de una de las organizaciones más emblemáticas del Principado, una empresa de la que se pueden sentir muy orgullosos quienes forman parte de ella. Por la tarde, sesión de trabajo en un proyecto sobre valores en la que todos los integrantes estamos aprendiendo mucho y sintiéndonos muy a gusto.

Entre vuelo y vuelo, me he terminado Las claves del talento, del norteamericano Dan Coyle. Se trata de un ensayo sobre los “semilleros de talento” en los que surgen grandes estrellas en el deporte (en Brasil respecto al fútbol, en Moscú con el tenis). La clave, según el autor, es lo que llama “práctica intensa”.

Pensemos por ejemplo en el fútbol brasileño, que domina la escena mundial desde los 70 (Pelé, Zico, Sócrates, Romario, Ronaldo, Juninho, Robinho, Ronaldinho, Kaka) . Un país de 190 M de habitantes, un 40% de los cuales viven en la pobreza. Los jugadores adolescentes entrenan 20 horas semanales, frente a las cinco de los británicos. Pero sobre todo juegan al “futebol de salao”, al fútbol sala. “Nada de tiempo más nada de espacio es igual a mayor habilidad. El fútbol sala es nuestro laboratorio nacional de improvisación”.

La clave, neuroógicamente hablando, está en la mielina. Una capa aislante que envuelve a las fibras nerviosas y aumenta la fuerza, la velocidad y la precisión de la sinapsis (conexión neuronal). Cuanto más entrena una persona, más se “mieliniza” el circuito neuronal. “La mejor manera de construir un buen circuito es activarlo, prestar atención a los errores y luego activarlo de nuevo una y otra vez. El esfuerzo no es una opción, es una exigencia biológica”.

Coyle nos presenta una serie de principios respecto a la mielina:
- La activación del circuito es fundamental: práctica intensa.
- La mielina es universal. “A la mielina no le importa quién eres; le importa lo que haces”.
- La mielina envuelve, no desenvuelve. Por eso los hábitos son difíciles de romper.
- La edad es importante. Hay periodos críticos para el aprendizaje.

“Somos seres de mielina”. La clave, según Dan Coyle, es elegir lo que a uno le gusta (agrupar), practicarlo (repetir una y otra vez) y aprender a sentirlo.

El estudio de Dan Coyle nos demuestra que el talento es cuestión de desarrollo. De contextos en los que el talento aflora (“semilleros de talento”) y de buenos entrenadores. Así es el talento, no nos quepa duda.