Segundas sesiones

Esta semana he tenido dos segundas sesiones de coaching estratégico (hoy en Galicia y el lunes en Madrid) y mañana viernes dos primeras sesiones en Asturias.

La primera sesión, de unas tres horas, suele ser sorprendente para el directivo porque analizamos su trayectoria profesional, con quién se relaciona profesionalmente y cómo funciona la relación, su DAFO (Fortalezas personales, Oportunidades de mejora), sus ambiciones y concretamos metas, objetivos e hitos para alcanzarlos. Es un diálogo fructífero e intensamente humano.

Las segundas sesiones, en las que el coach juega el papel de “Pepito Grillo”, marcan en realidad hasta qué punto el pupilo se está tomando en serio esto del coaching. En los dos casos de esta semana, estoy particularmente satisfacecho, porque ambos (en ámbitos, sectores y geografías muy distintos) han puesto toda la carne en el asador y, a pesar del paréntesis veraniego (o precisamente por ello) han avanzado muchísimo y comienzan la temporada con renovadas energías de verdad. Ejemplos así refuerzan la esperanza en el género humano, que cuando se pone, crece de una manera sensacional.

Además, en la segunda sesión medimos el optimismo (a través de la metodología de Martin Seligman, el padre de la psicología positiva) y proponemos avances en esta línea. Seligman define el optimismo (y un servidor lo comparte al 100%) como un estilo explicativo de la realidad, sobre la “culpabilidad” de uno en lo que sale mal y la “permanencia” de lo malo, sobre la contribución de uno mismo en lo que sale bien y la permanencia de lo malo, sobre el futuro (esperanzador o desesperante) y sobre la propia autoestima. Su libro Aprenda Optimismo es, desde mi modesto punto de vista, imprescindible en estos momentos.

En fin, que el coaching funciona muy bien (cuando se hace con rigor y profesionalidad), especialmente en tiempos de incertidumbre. Todavía no me explico cómo hay profesionales con gran nivel de responsabilidad que no invierten en sí mismos o no hacen que invierta su organización en algo tan valioso.

Da gusto trabajar en algo que a uno le gusta y que ayuda a hacer de este mundo un sitio mejor.