100 líderes del futuro

Acaba abril con una jornada intensa en lo comercial (dos de las mayores financieras, un programa nacional de Responsabilidad Social) y un almuerzo con una periodista amiga, una de las personas con mayor credibilidad del sector, que se lo ha ganado a pulso.

Acudo fiel a la lectura del número de mayo de la revista Capital. En la portada, 100 líderes del futuro. Se trata de una investigación en la que Consuelo Calle y su equipo han preguntado a unas 55 personalidades referentes y a más de 30 instituciones sobre los líderes de hasta 40 años, en el deporte, la sociedad, la innovación, la gestión, la globalización, la empresa familiar, la ciencia, el pensamiento, la creatividad y la cultura. Como líder es quien marca la pauta, infunde energía y crea equipo, aunque, como dijo el poeta, “no está el mañana, ni el ayer, escrito”, está guía es magnífica para conocer el perfil de jóvenes españoles que marcan la diferencia. Mi enhorabuena a todos ellos, y en especial a Almudena Cañibano (25 años), doctoranda en la London Business School, a quien conozco por AIESEC y me consta que será una de las grandes líderes del futuro.

La entrevista a Antonio Garrigues Walker, realizada por Consuelo Calle y Alfonso Pérez, es una maravilla. Garrigues es un hombre del renacimiento (abogado, empresario, escritor, pintor, dramaturgo…) cuyas reflexiones son de hondo calado. En los últimos 50 años ha transformado una firma con una docena de abogados en un gran grupo con más de 2.000 profesionales en todo el planeta. Me quedo con su opinión sobre la pérdida de hegemonía de EEUU y quién va a liderar el mundo en el futuro: “Sin duda, Estados Unidos, aunque su liderazgo va a ser diferente. Estamos en un mundo en el que la potestas (en latín, poder ejercido desde la imposición) vale menos que la autoritas (poder ejercido desde el reconocimiento), es decir, en el que la autoridad moral vale más que el poder. Y en estos momentos, ese poder natural lo tiene Barack Obama que, de forma increíble y en sólo unos meses, ha cambiado tan radicalmente la imagen tan negativa que se tenía de EEUU.” Se puede aprender más en estas cuatro páginas de entrevista que en horas de programas de informativos en la televisión.

Capital de mayo también incluye una entrevista de Rafael Pascual a Custo Dalmau, con el título: “En España hay mucho talento pero no se sabe vender”. Custo maneja la definición convencional, que es incompleta, del talento (dicho con todos los respetos), porque si el talento no se pone en valor, “no se vende”, no es talento. De hecho, en la entrevista reconoce que “Aquí nos creemos que el talento es motivo suficiente para que te vengan a buscar, cuando eso no ocurre nunca. Tu obligación es ser el artista y también tu agente para saber venderte. Los italianos son grandes vendedores de humo, y por eso les va tan bien. A los franceses les ocurre tres cuartos de lo mismo. En España somos pésimos vendedores. Tenemos cosas únicas en el país, y no hablo de moda, que no sabemos vender. No sé el motivo pero es difícil encontrar a gente capaz de coger la maleta y recorrerse 10.000 kilómetros y convencer a un señor de que compre esto. No sé, quizás es más cómodo que te vengan a comprar”. Excelente reflexión. El Talento que no se pone en valor no es talento. En todo caso, pre-talento (condición necesaria –saber, querer y poder- pero no suficiente). ¿Por qué nos cuesta salir a vender? Por lo que Ortega y Gasset llamó “la tibetanización de España”, el cierre de fronteras culturales desde Felipe II hasta la incorporación a la Comunidad Europea en 1986. Tenemos que vender lo nuestro.

Tercera gran entrevista es la de Amaia Arteta a Vicente Todolí, valenciano que dirige la Tate Modern en Londres: “Este museo invita a la gente a entrar en vez de hacerle sentirse ignorante”. ¡Qué fantástica definición del papel de un museo en la era conceptual!

Sólo con las investigaciones sobre los 100 líderes del futuro y las entrevistas a Antonio Garrigues, Custo y Todolí, este Capital ya merece un sobresaliente. Pero es que además podemos leer un articulazo de Pilar Pérez sobre el futuro de la publicidad (espectacularidad, bloggers, inversiones, festivales) que es magnífico.

Para ser honesto, no puedo decir lo mismo de las “Tendencias RRHH”, y no porque Jordi Benítez y Valentín Bustos no se lo hayan currado, que se ve que sí. Tres artículos sobre EREs, (Antes de despedir, piénselo dos veces), motivación (Cómo motivar al que se queda) y la película de la crisis (Los nuevos pesados) que me han dejado frío. Frases estelares: “ahora se prefiere mantener el empleo que una indemnización suculenta”, “algunos empleados barajan pedir permisos de vacaciones a costa del salario”, “reconocer los logros y un buen plan de carrera animan al empleado” o “profesionales maduros, con experiencia en situaciones críticas pasadas, son los más demandados”. Pues vale. Es la constatación de que, salvo muy honrosas excepciones, el mundo de los RRHH (no me refiero al Talento, que es estratégico, sino a las políticas de RRHH) no está dando la talla en esta crisis.

En el haber de la revista, el equipazo que ha configurado Consuelo Calle (Juan Llobell, Amaia Arteta, Jordi Benítez, Valentín Bustos, Rafael Pascual y los Pérez: Alfonso, Julia y Pilar), que vierte su calidad y su compromiso en estas páginas. Muchas gracias como lector: me enseñáis un montón y me ayudáis mucho a ubicarme en este complejo mundo. En el debe, a mejorar, según mi modesta opinión, las firmas en general no están a la altura, y no porque los escritores no sean brillantes (son muy brillantes, diría yo), sino porque los temas, comparados con los artículos de la propia revista, resultan bastante intrascendentes. Si repasamos los títulos de las cinco firmas de este mes: “Las ventajas de la prudencia fiscal para los Estados”, “Los bancos se lanzan a vender pisos”, “La actual crisis internacional es un problema de corazón”, “La cocina española vista desde Latinoamérica” y “El fin de la idolatría del dinero”, me temo que no llegan a la altura de lo anteriormente comentado. Si se trata de darle un descansito al lector, pues vale. Si no es voluntario, supone una cierta oportunidad de mejora.