La Reconciliación

Fantástico día en el País Vasco. Me ha recogido en el aeropuerto mi gran amigo José Mari Ulazia y hemos ido a la sede central de EITB (la radio y televisión vasca), junto al estadio de San Mamés, que ha sido recientemente víctima de un atentado de ETA. Hemos estado con José Luis Blanco (Director de Programación de la cadena autonómica), estupenda persona y gran profesional, y con Ane Agirre, amiga de hace muchos años (de La Comercial de Deusto y el BBVA con José Luis Carranza), que tiene la responsabilidad del Talento en EITB, lo que incluye potenciar la creatividad y la innovación. Nos han encantado las instalaciones y la cultura, valores, estrategia y principios de esta empresa de comunicación, que apuesta decididamente por un modo de hacer humanista avanzado. Tras contar con la Q de Oro, ahora aspira a galardones europeos de la Calidad.

Después hemos ido a Arantzazu, el “Montserrat” del País Vasco. En este enclave lleno de energía se combinan la espiritualidad (la “casa de María”, comunidad de franciscanos desde hace más de 500 años), la emocionalidad (obras de Oteiza, Chillida, Sáenz de Oiza, Basterretxea, Álvarez de Eulate…), la intelectualidad (el centro Gandiaga) y el espacio físico. Hemos estado con Jonan Fernández, Director de Baketik, que está realizando una labor impresionante por la Paz y la Ética.

Arantzazu es uno de los lugares con más energía del planeta. Para algunas empresas, “hacerte un Arantzazu” es subir allí a pensar, decidir y trabajar recuperando la serenidad. Hemos estado con Iker Usón, Director del Gandiaga (nombre de un gran poeta vasco) Topagunea, un espacio verdaderamente especial con unas vistas que quitan el sentido. Las salas se llaman Muñoz, Chillida, Oiza, Laorga… en honor a los artistas que han trabajado aquí.

José Mari y un servidor hemos visitado la basílica (edificada en los años 50), con torres de piedra labrada en punta de diamante recordando los espinos (la Virgen se encontró en un espinar), obra de los arquitectos Saénz de Oiza y Laorga. En la fachada, la Piedad de Jorge Oteiza, y sus Apóstoles (que son 14; cuando le preguntaron: “¿por qué 14 apóstoles”, respondió: “Porque no me cabían más”). En la cripta, el Cristo Resucitado de Néstor Basterretxea. Las puertas de la basílica son de Eduardo Chillida. En el crucero, las vidrieras del franciscano Xavier Álvarez de Eulate. El mural-retablo es de Lucio Muñoz. Impresionante conjunto artístico, obra de titanes de la cultura.

Y luego hemos comido en Goiko Benta: una deliciosa sopa de pescado y cordero para dos, con ovejas balando alrededor de la casa. Un entorno verdaderamente excepcional entre montañas.

En el vuelo de vuelta a Madrid, he estado leyendo un libro de Jonan Fernández, Ser humano en los conflictos. Reflexión ética tras una vivencia directa en el conflicto vasco. Un libro extraordinario, sumamente práctico, probablemente el mejor que he leído nunca sobre “elaboración” (que no resolución) de conflictos. Dos prólogos, de José Saramago y de Miguel Herrero de Miñón. La primera parte, sobre las bases teóricas. Define los tipos de conflicto, su tratamiento, las bases éticas (el valor supremo de la dignidad humana, la ética es la que justifica el fin y los medios, convencer y/o acordar, codo con codo, el diálogo, la imagen de semejante, el pluralismo), la acogida y la elaboración de los conflictos. La segunda parte, de aplicaciones: cómo me sitúo ante el conflicto, cómo me comunico (Exponer sin juzgar, Escuchar sin contradecir, Preguntar para comprender, Destacar lo positivo, Unir lo mejor con lo mejor). Jonan escribe que la clave principal es escuchar. Y cómo ser “tercer espacio”. El libro dedica su último capítulo a la reconciliación (“La reconciliación no es olvido ni amnesia, sino recuerdo y memoria crítica. No es ajuste de cuentas, ni venganza o humillación, sino generosidad y humildad.”), con especial atención a la reciprocidad, la generosidad y el perdón.

Hoy he aprendido muchísimo (no sólo de las tesis de Baketik sobre la Paz y la Ética, recogidas en el mencionado libro, extraordinario), sino con el contacto con la buena gente de Arantzazu y de EITB y la sabiduría de José Mari Ulazia.

“No hay camino para la paz. La paz es el camino”, Gandhi