Lasseter y el cine en 3D

Viernes tranquilo en Madrid. Por la mañana, trabajo con Raquel Casero avanzando en Eurotalent Sport. Por la tarde, cine con Zoe: Bolt, la nueva película de Disney.

Ayer, en el canal Eurotalent, publicamos las que, a mi modesto entender, son las películas del año, tanto en el cine nacional como en el extranjero. Me salieron éstas:

Cine español
10. Bienvenido a Farewell-Gutmann, de Xavi Puebla. La sucesión del Director de Recursos Humanos en una empresa multinacional. Inquietante.
9. Casual day, de Max Lemcke. Una empresa como tantas, que decide hacer un “outdoor training”. Sarcástica como pocas.
8. Cobardes, de José Corbacho y Juan Cruz. El acoso escolar y su circunstancia. Una reflexión profunda sobre una triste realidad social.
7. Los crímenes de Oxford, de Álex de la Iglesia. Una novela interesante sobre números y personas.
6. Todos estamos invitados, de Manuel Gutiérrez Aragón. Una película valiente sobre la ETA y el País Vasco.
5. Camino, de Javier Fesser. La inocencia infantil, las creencias religiosas, una historia de dolor y sufrimiento.
4. Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda. Toma uno de los relatos del libro original, sobre la guerra civil, y lo convierte en una metáfora de la intolerancia.
3. Una palabra tuya, de Ángeles González Sinde. La Presidenta de la Academia convierte el texto de Elvira Lindo en una hermosa historia sobre la amistad y la vida.
2. Elegy, de Isabel Coixet. La directora catalana nos da una nueva lección de emociones, belleza interior y reflexiones sobre el ser humano.
1. Los cronocrímenes, de Nacho Vigalondo. Una obra maestra del género de ciencia-ficción. La prueba de que la imaginación no requiere de muchos medios.


Cine internacional
10. Noches de Tormenta, de George C. Wolfe. Basada en la novela de Nicholas Sparks, un drama romántico sobre dos personas que se necesitaban sin saberlo.
9. Che, el argentino, de Steven Soderbergh. El icono de la revolución es diseccionado en sus comportamientos y sus opiniones.
8. Cuatro meses, tres semanas y dos días, de Cristian Mungiu. Un drama rumano en torno al aborto. Impresionante
7. Red de mentiras, de Ridley Scott. El viejo maestro recrea un mundo completo: esta vez, el de Oriente Medio y los servicios de inteligencia.
6. Madagascar 2, del Eric Darnell y Tom McGrath . Aventuras de cuatro animales del zoo de Nueva York, que esta vez vuelven a África. Diálogos irónicos para adultos.
5. El caballero oscuro, de Christopher Nolan. Esta secuela de Batman levantó enormes expectativas. Interesante, pero no creo que la mejor película del año.
4. Gomorra, de Matteo Garrone. Casi un documental sobre la mafia italiana, sin el glamour de El padrino.
3. Kung Fu Panda, de John Stevenson y Mark Osbrne. Cualquiera puede triunfar si quiere… y tiene un buen coach para lograrlo.
2. El niño con el pijama a rayas, de Mark Herman. Una excelente traslación a la pantalla grande de una muy conmovedora novela de John Boyne
1. La ola, de Dennis Gansel. La autocracia está más cerca de lo que pensamos. Una película alemana que da que pensar… y mucho.

Zoe y yo hemos ido a la sesión de las 7.30 de Kinépolis, porque es uno de los pocos cines de Madrid en la que puede verse en 3D y como homenaje al 10º aniversario de Kinépolis en España. Es una empresa que admiro mucho y a cuyos profesionales (Manu, Jan y todos los demás) aprecio especialmente.

La fusión Disney-Pixar es un caso de libro. El 24 de enero de 2006, Disney compró Pixar por 7.400 millones de dólares. En los últimos 13 años, Pixar ha hecho 9 pelis (los dos Toy Story, Bichos, Monsters S.A., Buscando a Nemo, Los increíbles, Cars, Rataouille y Wall-E) y 16 cortos, ha obtenido 16 Oscars de la Academia. Tiene previstas las películas Up (2009), Toy story 3 (2010), Cars 2 (2011), The Bear and the bow (2011) y Newt (2012). En realidad, lo que Disney estaba comprando era el Talento de Pixar, empezando por su fundador, John Lasseter (director además de las dos Toy Story, Bichos y Cars), que ahora es el Director Ejecutivo Creativo de Walt Disney Animation Studios y de Pixar Studios. Bolt es la primera película en su nueva responsabilidad.

Verla en 3D es otra historia. El paso al cine de tres dimensiones es similar al del cine sonoro y cine en color. Es otra cosa, mucho más real. Y está conseguidísima.

En la entrevista de María Estévez que se incluye en la revista Cinerama Kinépolis de diciembre, Lasseter (nacido el 12 de enero de 1957 en Hollywood) demuestra que tiene las ideas claras: considera que Disney hace “películas con corazón” (Bolt es buena prueba de ello, a diferencia de recientes petardos como Chicken Little o Zafarrancho en el rancho), quiere “rodar películas de las que nos sintamos orgullosos el resto de nuestra vida” y es “un firme creyente de los líderes; creo que es importante que haya un líder dentro de un grupo de creativos, porque eso crea más dinamismo, se retan unos a otros y el resultado es mucho mejor. Quiero estar seguro de que todo el equipo se siente satisfecho y para ello es importante que todos estén orgullosos de los que están haciendo. No se trata de dictarles el trabajo, sino de poner las bases para que consigan el éxito brindándoles todas las posibilidades y herramientas disponibles. La animación es el arte donde más se colabora en grupo y a mí me fascina inspirarme gracias a las ideas o el trabajo de mis colaboradores y de la gente que me rodea, porque uno nunca sabe de dónde van a surgir las buenas ideas.”

¿Es Lasseter el nuevo Walt Disney? Según él, “es tan difícil ser John Lasseter que no quiero ni pensar en ser otra persona”.

¿Cómo mantener el entusiasmo después de tanto tiempo? “Lo cierto es que nosotros no lo vemos así. La animación es un medio donde se construye la película desde los cimientos, es como construir un coche de carreras desde la nada. Como hacer un agujero en la tierra para encontrar hierro y construir desde ahí un motor. Uno no sabe cómo va a ser la película hasta que está prácticamente terminada. En las películas con actores existen los daylies, pero nosotros hasta que no tenemos la película no vemos el resultado. En ocasiones tenemos escenas que nos dejan sin aliento durante el proceso, pero lo más fascinante es que cada día descubrimos algo nuevo, algo que te inspira, que te mantiene ilusionado durante todo el proceso.”

El talento de Lasseter es, cómo no, puramente vocacional. “De pequeño, veía dibujos animados. Recuerdo que solía levantarme los sábados por la mañana a ver los dibujos. Encontré en la biblioteca del colegio el libro de Bob Thomas sobe el arte de la animación, me lo llevé, lo leí y en ese momento pensé: ‘esto es lo que quiero hacer’. En ese instante me di cuenta que quería ser animador.” El estímulo encontró una respuesta. A los cinco años, Lasseter ganó un premio por un dibujo a lápiz que reproducía el jinete sin cabeza. Mientras asistió al California Institute of the Arts produjo dos películas animadas que le valieron sendos premios de la Academia en 1979 y 1980. Tras graduarse en Cinematografía, trabajó para Lucasfilm y en 1986 fundó Pixar, a los 29 años. En 1995 recibió un Oscar especial por su capacidad de Liderazgo en la dirección del equipo de Toy Story. En 2004 fue premiado por su “Aportación Excepcional a la Imagen Cinematográfica” y recibió un título honorífico del American Film Institute. ¿Lleva Lasseter 10.000 horas de trabajo dedicado a lo suyo? Y muchísimas más: seguro que más de 30.000 en estos casi 30 años de labor profesional.