Mejores decisiones

Vuelo de vuelta Iberia 6500 Santo Domingo – Madrid. Para evitar el jet-lag, utilizo un par de trucos: ponerme, nada más embarcar, en hora de destino y ser disciplinado con las consecuencias. Así que, como el vuelo salía de la República Dominicana a las 5 p.m. (11 de la noche en España), ha tomado un sándwich en el aeropuerto y, tan pronto como hemos despegado me he echado a dormir. Ni cena, ni películas (Algo pasa en Las Vegas, una tontada que ya había visto- y Un poco de chocolate, más emotiva e interesante, que veré en DVD).

Por la mañana nos ha despertado a eso de las 6 con el desayuno y sí he podido leer la edición británica de la revista Psicologies del mes de agosto. En la portada, la actriz Julianne Moore, que a sus 47 años (los mismos que acaba de cumplir Barack Obama) está espléndida. Licenciada por la Boston University, a los 23 marchó a Nueva York a hacer teatro. Al año siguiente consiguió su primer papel en televisión. En 1990 debuta en el cine y tres años más tarde participa en la versión cinematográfica de El fugitivo, con Harrison Ford. En 1997 (tras haber hecho de pareja de Hugh Grant en Nueve meses y participar en El Mundo Perdido de Spielberg) obtiene su primera nominación por su papel en Boggie Nights. Dos años después, otra nominación al Óscar por El fin del romance. En 2001 sustituye a Jodie Foster como Clarece Sterling en Hannibal. Al año siguiente, tercera nominación por Las horas. En 2006 protagoniza Hijos de los hombres y ahora presenta Savage Grace.
Me ha interesado especialmente, dentro de la misma publicación británica, el artículo Cómo tomar mejores decisiones, de Liz Hollis. Resume las investigaciones de Daniel Kahneman, padre de la neuroeconomía y uno de los principales exponentes de la Psicología positiva. Kahneman ha demostrado que nos mueve más el temor al fracaso que el éxito, por lo que preferimos “pájaro en mano que ciento volando”. El texto apunta siete reglas básicas:

1. Evita pérdidas de tiempo con un marco a prueba de errores: Kahneman define “marco heurístico” como una serie de principios que te ayudan a tomar decisiones cotidianas, como comprar el segundo equipamiento técnico más caro o elegir el tercer vino más barato de la carta. El propio investigador “siempre se sirve la comida en platos pequeños y nunca pone productos de alto contenido calórico en la nevera a la altura de los ojos”.
2. Toma una perspectiva externa para las grandes decisiones vitales: Nuestro cerebro tiene dos modelos mentales para analizar la realidad. El primero o interno es intuitivo, rápido, muy emocional. Por ello, para las decisiones importantes, es mejor tomar el segundo, el lógico y racional. Son las “lentes externas”. Se trata de analizar prioridades y puntuarlas despasionadamente.
3. Decide emplear tu tiempo y tu dinero en cosas inusuales: “Cómo decides gastar tu dinero afecta a tu felicidad más que el dinero que tienes”, nos enseña Kahneman. Las investigaciones demuestran que las personas obtienen más placer de cosas que no han hecho que de comprar más de lo mismo. Por tanto, mejor invertir en experiencias que en objetos.
4. No dejes que una mala experiencia nuble tu juicio: Una mala situación influye mucho en las siguientes decisiones, cuando es muy poco probable que se repita de nuevo inmediatamente.
5. Elige rápido tus productos de consumo: Los estudios demuestran que cuando uno elige rápida e intuitivamente sus compras de gran consumo es más feliz que si las medita mucho. Kahneman tiene muy claro que en esos caso hay que utilizar el instinto.
6. Date cuenta de lo poco que sabes y tómatelo con calma: Lo más importante de la ciencia de las decisiones es lo poco que sabemos sobre las circunstancias que rodean a cada acto.
7. Debemos aprender a querer las decisiones que hemos tomado: En las decisiones de poco valor, no vale la pena lamentarse de las decisiones que hemos tomado, sino adaptarnos, aprender y crecer.
Valioso para nuestra vida profesional... y personal