Marketing, Iglesia y Jesús

Comienza junio y este domingo sigue lloviendo a mares. La primavera más lluviosa de los últimos 75 años.

Marketing aplicado a la religión. Es de lo que trata Jesús lava más blanco, del profesor Bruno Ballardini, que imparte Técnica de la Comunicación Publicitaria en la Universidad de Salerno. Cita a Monseñor Ernesto Vecchi el 2 de octubre de 1997: “¡Jesús inventó el marketing hace dos mil años!”. El marketing, escribe el autor, es una guerra (Ries & Trout). El mercado es “el sentimiento de culpa”, del pecado original. “En el periodo inicial del business, el primer product manager de la Mutinacional, un tal Pablo de Tarso, no hizo sino articular un dispositivo persuasivo en dos etapas: apropiarse del potencial culpabilizante del mito y unir el lavado del pecado original gracias al sacrificio de Jesús. “La acción de RRPP (relaciones públicas) llevada adelante por los evangelistas había preparado el terreno para la más grande campaña de marketing de la historia”. Unicidad del producto y de la marca. Los cristianos del siglo II se apropiaron de los textos hebreos del Antiguo Testamento e imponen el Nuevo. Sacralizan la palabra escrita. Adoptan posteriormente la jerarquía y el orden del Imperio Romano Establecen el POP (Point of Purchase): el Templo, al que hay que acudir obligatoriamente, con un interior design muy marketing oriented (tabernáculo, capillas), con lectura, música, oferta de degustación…Ballardini pone como ejemplo la Basílica de San Pedro: "El punto de venta más importante de la cadena debe ostentar un carácter suntuoso y espectacular, capaz de suscitar emociones fuertes”. “El público se ha acostumbrado a un gusto indiferenciado y no se molesta en tomar en cuenta que la mitra de los obispos y del Papa perteneció al hábito de los faraones egipcios, que la papalina que va sobre la cabeza del pontífice no es otra cosa que el tradicional casquete hebreo y que el origen del rosario es musulmán”. El primer publicista, Pablo, orientó su mailing list a siete fuertes grupos de opinión (Tesalonicenses, Corintios, Gálatas, Romanos, Filipenses, Efesios, Colonenses) y a tres líderes (Filemón, Timoteo y Tito): fue el primer gurú de la publicidad postal. También introdujo la publicidad comparativa y el posicionamiento (la iglesia de Roma) con muchas supporting evidences de la existencia de Dios. La primera “agencia de publicidad” es la Congregación de Propaganda FIDE, creada por Gregorio XIII en 1572. La Iglesia cuenta con benchmarking competitivo (los jesuitas), funcional, interno (Opus Dei) y genérico (Anthony de Mello). Practica el co-marketing (Bob Dylan en el Vaticano), multilevel marketing (focolarini, neocatecumenales, comunión y liberación). El lenguaje del marketing tal vez escandalice a algunos creyentes, pero el contenido es riguroso. Ballardini concluye afirmando: “La fe no puede ser compartida y, en consecuencia, no puede ser transformada en objeto de consumo masivo gracias al marketing, ni ser exportada, ni volverse un bien de cambio ni objeto de propaganda. Debe ser una cuestión rigurosamente privada y personal”.


A sugerencia de mi amigo José Mari Ulazia, me compré el libro Jesús. Aproximación histórica, de José Antonio Pagola. Lleva ocho ediciones desde que fue publicado el pasado septiembre. Pagola es un teólogo de 71 años nacido en Añorga, Guipúzcoa, profesor de Cristología en la Facultad de Teología de Vitoria, que ha dedicado los últimos siete años a estudiar intensamente la figura de Jesús. En más de 500 páginas, nos muestra un retrato de lo más completo de esta figura histórica.

El libro es magnífico. Nos habla de un mundo, hace más de 2.000 años, poblado por unos 50 millones de personas. De un galileo fascinante, nacido en una insignificante aldea del Imperio Romano y ejecutado como un malhechor a las afueras de Jerusalén cuando rondaba los 30 años. Yeshúa (que significa “Yahvé salva”) nació en Nazaret, a 5 km. de Séforis (8.000 habitantes). Hablaba arameo y probablemente no sabía leer ni escribir. Vivía en una familia extensa, con 4 hermanos y varias hermanas. Gente del campo. Hijo de artesano, en un momento dado Jesús deja a su familia y se adentra en el desierto. Entre el otoño del año 27 y la primavera del 28 surge la figura de Juan “el bautizador”. Jesús se acerca a las aguas del Jordán, escucha a Juan y se hace bautizar por él. A partir de entonces, se convierte en profeta itinerante de la buena nueva de Dios, desde una perspectiva de amor, de perdón, de compasión, cercana a todos los grupos sociales (“el reino de Dios está dentro de vosotros”). Con una seguridad desconcertante, con un lenguaje llano, con el empleo de sorprendentes metáforas, entusiasma a los campesinos de Galilea. Según el autor, “nunca tuvo en su mente una estrategia concreta de carácter político y religioso para ir construyendo el reino de Dios”. Maestro de vida, propugna una lucha no violenta por la justicia. Se rodea de doce discípulos, a quienes considera su nueva familia. Entró en conflicto con fariseos, despertó la oposición de las autoridades religiosas y el recelo del poder romano. El 7 de abril del año 30 fue crucificado (castigo propio de los esclavos, no de los ciudadanos romanos) a las órdenes de Pilato, máxima autoridad de Roma en Judea. “Su resurrección fue una explosión de vida y esperanza”, nos cuenta Pagola. En el año 58, Pablo de Tarso escribe desde Grecia una carta a la comunidad cristiana de Roma. Considera a Jesús “el nuevo Adán”. Un hombre nuevo que da comienza a una humanidad nueva y que limpia el pecado del primer Adán.