Referente en Innovación

Fantástico día en Palma de Mallorca, haciendo coaching estratégico.

Ayer se presentó (por la mañana en Madrid, en la Bolsa, y por la tarde en Bilbao, con el lehendakari) la Deusto Business School (DBS), que quiere convertirse en líder en innovación y finanzas en 10 años.

Impresiona su consejo de administración, formado por antiguos alumnos de Deusto. Su presidente es Alfredo Saénz, consejero delegado del Banco Santander. Alejandro Echevarría (presidente de Telecinco) y José Ignacio Goirigolzarri (consejero delegado del BBVA) son los vicepresidentes. Forman parte del consejo Carlos Etxepare, presidente de la Kutxa; Carlos González, presidente de Deloitte; Xavier de Irala, presidente de la BBK; Juan María Nin, director general de La Caixa; Juan Hoyos, socio director de McKinsey; José Luis Larrea, presidente de Ibermática; Pedro Luis Uriarte, presidente de la agencia vasca de innovación (innobasque); Juan Arena, ex presidente de Bankinter; Ignacio Marco-Gardoqui, director ejecutivo de Morgan Stanley.

Según Ramón O’Callaghan, “es un proyecto ilusionante, ambicioso y de futuro”. Se centrara en temas de gestión de la innovación (la apuesta de la comunidad autónoma vasca por la innovación es incontestable), finanzas (en la mejor tradición de La Comercial de Deusto), “temas de desarrollo de personas, capacidades y coaching” y responsabilidad social, en el mercado ejecutivo. Alfredo Sáenz dijo en la presentación: “buscamos más que el desarrollo académico el desarrollo del inidividuo en valores de ética profesional y de compromiso con la sociedad”. Suena excelente.

He leído el libro Brújula para navegantes emocionales, de Elsa Punset, y he disfrutado mucho con él. Conocí a Elsa hace pocos meses, en una cena organizada por Telvent. Me impresionó su sabiduría, su actitud y su excelente capacidad de escucha. Es la coordinadora del Informe sobre Educacional y Emocional en el Mundo, patrocinado por la Fundació Marcelino Botín.

Esta Brújula trata de “la construcción del nido” emocional en el hogar, más allá del autoritarismo y la permisividad (Elsa recoge los cuatro estilos educativos según el doctor Gottman: despreciativo, condenatorio, no intervecionista y emocionalmente competente). Conecta los cuatro temperamentos (sanguíneo, melancólico, colérico, flemático) con la educación de los hijos. Trata de los “cinco lenguajes del amor” (Chapman): contacto físico, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio y a través de las palabras. Diferencia los paradigmas de la dominación y la cooperación. La conexión de los adolescentes con el mundo a través de la comunidad, el arte, la naturaleza y el deporte. Analiza el valor de la empatía, del amor, de las emociones, de la intuición… Y comenta el desaprendizaje como proceso.

Un libro excelente. Y además, Elsa escribe igual (yo diría que incluso mejor) que su padre…