El peligro de autoengañarse

Deliciosa la tarde de ayer en Bilbao. Comimos en el Guggenheim los ponentes del Cine Fórum de APD con Juanjo Ortiz, gran experto en cine y en banca, y el equipo del museo. Después, visita a las nuevas exposiciones (la de objetos surrealistas es maravillosa, especialmente si es guiada por una especialista del Guggenheim como Lucía), la película en cuestión (aunque basada en una obra de teatro de David Mamet de 1983 y convertida en film en 1992, de plena actualidad) y un animado debate con los directivos de La Caixa, Adecco y Candy.

Hablando de surrealismo, ayer se publicaron los datos sobre la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) en España. Según los autores del cuarto observatorio, todavía la RSC es una cuestión de marketing y no de verdadero compromiso. Abundan los paraísos fiscales (en más de la mitad de las empresas del Ibex), no se recoge la igualdad de salarios entre distintos géneros, ninguna compañía recoge en sus memorias los derechos humanos, sólo 9 son explicitas respecto al blanqueo de capitales, el 70% no ofrece la retribución individualizada de los consejeros… La RSC es un proceso estratégico de las organizaciones, que impacta en la satisfacción de los clientes y de la sociedad en su conjunto, pero queda mucho camino por recorrer.

Entretanto, tras el fracaso del Real Madrid en la Champions League ante la Roma, su entrenador, Bend Schuster, declaró en rueda de prensa: “Esto para mí no es una derrota”, “De eso no me hago responsable” y “Yo estoy muy bien”. El periodista Diego Torres ha escrito sobre esto: “Si piensa lo que dice, Bernd Schuster está metido en un problema. Por lo visto ayer, padece un síndrome de irrealidad. (…) Desde hace tiempo, niega todo aquello que le desagrada, de forma que, en su representación mental, el Madrid es un equipo victorioso y esmerado al que no hay que considerarle las derrotas. (…) Debió de experimentar el tormento que martiriza a quienes se consideran a sí mismos demasiado importantes para los inconvenientes”.

Autoengañarse es peligroso, porque la realidad (la RSC, la derrota) es la que es. Hay que tomarla con serenidad, aprender de ella y mejorar, pero no ocultarla.

Me voy a China desde hoy al viernes que viene para aprender un poco más del entorno global en año olímpico.