De sur a norte

En pie desde las 5:30 de la mañana y salida a las 6 hacia el aeropuerto internacional de Santiago de Chile. El vuelo entre Santiago y Bogotá es una maravilla de la naturaleza. Se divisa el norte de Chile, con el desierto de Atacama (un paisaje lunar en plena cordillera), La Paz y el Lago Titicaca, se adentra en Brasil y cruza la ciudad de Leticia hasta Santa Fe de Bogotá.
Me ha acompañado el nuevo libro de mi amigo Carlos Herreros, compañero de fatigas en esto del coaching (fue Presidente de AECOP), gran lector y extraordinaria persona. El directivo feliz, que así se llama su nueva obra, se adentra en la Psicología Positiva centrada en el coaching. Analiza las metacompetencias y ofrece variadas herramientas para conocernos mejor como directivos. He disfrutado muchísimo con este texto (confío en que Díaz de Santos le dé la difusión que merece), escribiendo mi capítulo de un nuevo libro sobre conferenciantes españoles y con la película "Hairspray", que no había tenido ocasión de verla en su día. Un musical sobre la tolerancia simpático, positivo pero que no pasará a la historia del séptimo arte.
Avianca no tiene nada que ver con LAN. El 767 que nos ha transportado es un viejo aparato bastante incómodo. El servicio, correcto pero nada del otro mundo. Y a sala VIP (premiada este 2007) es muy antigua y destartalada. Además, la compañía se dedica a vender más plazas de Business que asientos, y se pasan la pelota de unas azafatas de tierra a otras. Me parece que, si puedo evitarlo, no volveré a volar en esta compañía aérea.
En la capital colombiana está el exPresidente José María Aznar, que hoy va a dar una conferencia a la que asistirá el Presidente Álvaro Uribe, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat. De lo más variado. Aquí no se respira el rigor, el trabajo bien hecho y la laboriosidad de la que he disfrutado estos días. Lástima. Es la prueba fehaciente de que la confianza y el compromiso son activos de gran valor social, que hacen más competitiva una economía.
Veremos qué me encuentro en Venezuela.